Ubicada al este del Lago Ontario, Hamilton es hoy en día una ciudad moderna y joven que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos ya que en las últimas décadas ha sido capaz de impulsar sus prestaciones en el sector servicio y ha desarrollado una gran inversión en ciencias relacionadas con la sanidad. Se puede dar un agradable paseo por su paseo marítimo o visitar el Castillo de Dundurn. Otra opción es visitar el museo de la aviación donde destacan los bombarderos Lancaster o visitar sus alrededores, con un entorno natural que merece mucho la pena visitar. Incluso se puede realizar un paseo en busca de fantasmas de viejos crímenes ocurridos en la ciudad.
Sin embargo hace un siglo la ciudad no era así. Bueno, realmente el mundo tampoco era así. Todo era bastante diferente. La agricultura y la industria eran el motor principal de todas o casi todas las ciudades. Y Hamilton no era indiferente a esa realidad. Su ubicación en las orillas del Lago Ontario la convirtió en ciudad portuaria y, por ende, en industrial. Hamilton fue muy próspera e importante en América del Norte al hacerse fuerte en el sector del acero y llegó a ser conocida como ‘The Hammer’ (el martillo) y ‘Steeltown’ (Ciudad del acero).
Pero, ¿y el hockey?. El hockey siempre ha estado presente en Hamilton, como en la mayoría de las ciudades canadienses, aunque no llegaron a la NHL hasta 1920. Lo hizo de la mano de Percy Thompson. Este empresario formaba parte de la compañía Abso-Pure Ice Compnay que había construido el Barton Street Arena en Hamilton y que buscaban un equipo para que pudiera emplear las instalaciones y compraron la franquicia de los Quebec Bulldogs, miembros fundadores de la NHL que en sus dos primeras temporadas no habían podido jugar por motivos económicos y en la tercera habían finalizado con un bagaje de 4 victorias y 20 derrotas. Con ese pobre bagaje, los de Quebec se mudaron a Hamilton, donde el dinero del acero y un entusiasta público les esperaban con los brazos abiertos.
La primera temporada en el Barton Street Arena no fue tan positiva como cabría esperar. La llegada a la nueva ubicación llevó mucha ilusión a la franquicia, pero también a los hinchas de Hamilton. Por ello las 6 victorias y 18 derrotas que firmaron en esa temporada dejaron un regusto muy amargo al club y a sus aficionados. Las cosas no fueron mucho mejor en la 21-22 cuando el parcial fue de 7-17. Ni en la campaña siguiente cuando el registro fue de 6 victorias y 18 derrotas. Mejores datos dejó la temporada 23-24 cuando firmó 9 victorias y 15 empates aunque eso no evitó que acabaran como colistas.
Ese año (1924) la Liga se había aumentado a seis equipos y los Tigers fueron el mejor equipo de los seis en la temporada regular. Tras 19 victorias, 10 derrotas y 1 empate, los Tigers se postulaban como favoritos para llevarse la Stanley Cup… hasta que llegó el desastre. Los jugadores de los Tigers reclamaron a su directiva el pago por haber jugado más partidos ese año. Hasta la temporada anterior con 4 equipos los equipos disputaban 24 encuentros en total pero eso año con la ampliación de la NHL a 6 el número de partidos se incrementaba a 30 y los jugadores querían cobrar por esos 6 partidos extras respecto al año anterior así como recibir algunos pagos que tenían pendientes los Tigers. El club estipuló que pagaba por contrato desde el 1 de diciembre hasta el 30 de marzo con independencia del número de partidos y mandó la “patata” a la NHL que no dio la razón a los jugadores y provocó que estos entraran en huelga.
La primera de la máxima competición de hockey norteamericano en su historia. En principio la huelga no tuvo el efecto deseado ya que los Tigers quedaron apeados de los playoffs y los jugadores fueron multados, aunque a la larga se produjeron mejoras en ese aspecto. Ese año Toronto St. Patricks y Montreal Canadiens disputaron la final con triunfo de los Canadiens pero estos perdieron la final de la Stanley Cup ante los Victoria Cougars de la WHL, último equipo en ganar la copa sin pertenecer a la NHL.
Mientras todo eso ocurría, la NHL preparaba una nueva expansión de dos equipos para incluir uno de Nueva York, los Americans, y otro en Boston, los Bruins. Bill Dwyer era un contrabandista que había logrado la concesión para un equipo de hockey en la ciudad de Nueva York y decidió hacer una oferta de 75.000 dólares para comprar los derechos de los jugadores de los Hamilton Tigers algo que en principio fue rechazado por la franquicia canadiense, quién estaba incluso pensando en construir un nuevo pabellón. Sin embargo Abso-Pure Ice Company declinó construir una nueva pista y los jugadores de los Tigers se tuvieron que mudar a Nueva York para enrolarse en los Americans. Se especuló con la posibilidad que Hamilton mantuviera un equipo en la NHL e incluso se sorteó un calendario en el que aparecían, pero finalmente el equipo canadiense cerró definitivamente sus puertas.
Para los aficionados quedaría para siempre la duda de saber si tal vez ellos hubieran podido ganar la Stanley Cup en lugar de los Victoria Cougars, aunque en su recuerdo quedaría para siempre el haber visto jugar a un equipo que contó con jugadores de la talla de Billy Burns, Edmond Bouchard o el mítico Joe Malone, el único jugador de la historia en conseguir siete goles en un partido.