La ciudad de Nueva York suele encarnar, mejor que cualquier otra ciudad estadounidense, el llamado sueño americano, ese ideal que indica que en Estados Unidos es posible tener éxito y prosperar en la vida e incluso alcanzar estamentos sociales más altos. Sin embargo conseguir ese ‘sueño’ es bastante complicado. Y en el mundo del hockey ocurre lo mismo.
Esta es la historia de un equipo que fue el pionero del hockey hielo profesional en la ciudad de Nueva York pero que al cabo de unos años en los que pasó sin pena ni gloria acabó desapareciendo. Ellos son los New York Americans y llegaron a la NHL en 1925. Su aterrizaje fue, digamos, extraño. Los Hamilton Tigers habían sido expulsados de la Liga tras una huelga de sus jugadores en los que pedían mejoras en sus contratos y en sus condiciones.
Esto hizo que un contrabandista de alcohol durante los años de la Ley Seca, Bill Dwyer, se hiciera con los derechos federativos de todos los jugadores de los Hamilton Tigers y trasladara la franquicia a Nueva York para que jugarán en el Madison Square Garden, inaugurado en ese año de 1925. A pesar de contar con los jugadores del equipo de Hamilton, la NHL no lo consideró un traslado de la franquicia y solamente quedó como una nueva franquicia en la competición.
Turbulencias en los años 30
El año del debut de los Americans tuvo luces y sombras. Las sombras fueron, indudablemente, los pobres resultados que cosechó el equipo neoyorquino, que apenas fue capaz de conseguir un récord de 12 victorias, 22 derrotas y 4 empates. La luz llegó desde la grada. El Madison Square Garden presentó una notable asistencia durante toda la temporada y eso hizo que para el siguiente curso se fundara un segundo equipo de hockey sobre hielo en la ciudad bajo el nombre de los New York Rangers.
La llegada del nuevo equipo neoyorquino no sentó bien a los Americans. Y más cuando en la temporada 1927/1928 los Rangers consiguieron proclamarse campeones de la Stanley Cup. Fue el primer club estadounidense en lograrlo. Eso fue un golpe muy duro para los Americans, que precisamente se llamaban Americans con el objeto de aunar el sentimiento pro-estadounidense en un deporte dominado por canadienses. En la temporada 1928/1929 fueron capaces de clasificarse para los playoffs gracias a las buenas actuaciones de Roy Worters, que incluso se alzó con el Trofeo Hart siendo el primer portero en conseguirlo.
Con la llagada de la década de los años 30 la situación del club empeoró considerablemente debido a sus problemas económicos. El final de la Ley Seca supuso el final de una época de bonanza económica para Bill Dwyer, quién había hecho fortuna traficando con alcohol durante esos años, y en 1936 decidió vender el equipo. Además la Gran Depresión había supuesto un frenazo a la economía estadounidense del que no se libraron los Americans ya que Dwyer no encontró comprador debido a la delicada economía que tenía la entidad. Y eso que en esa temporada fueron capaces de clasificarse para disputar los playoffs por segunda vez en su historia.
Red Dutton, el salvador
Red Dutton, quién había sido jugador de los Americans y era directivo de la liga, se puso al frente del equipo y consiguió que la entidad neoyorquina tuviera sus mejores años. Entre 1937 y 1940 el equipo se metió en playoffs en tres temporadas consecutivas, incluso en la primera de ellas alcanzaron las semifinales donde cayeron con los Chicago Blackhawks. Pero nuevamente el sueño de los Americans se frenó en seco debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, que provocó que muchos de sus jugadores abandonaran el equipo para enrolarse en las filas del ejército canadiense, que estaba involucrado en el conflicto bélico. Eso hizo que el equipo firmará la peor de sus campañas en el curso 40/41 cuando sus registros fueron de 8 victorias, 11 empates y 29 derrotas.
Fin del sueño
La temporada 41/42 vio como los New York Americans se cambiaron el nombre por el de Brooklyn Americans ya que tenían la intención de mudarse al famoso barrio neoyorquino para disputar sus partidos, sin embargo la falta de un recinto que reuniera las condiciones necesarias les forzó a seguir disputando sus partidos en el Madison Square Garden. Ese año el equipo finalizó colista tras haber logrado 16 victorias, 3 empates y 29 derrotas y tras vender a varios de sus jugadores anunció un parón hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo era ganar tiempo para encontrar nuevos patrocinadores, no generar gastos para que la deuda no aumentara y esperar a que la guerra finalizara. Sin embargo cuando la Segunda Guerra Mundial llegó a su final la NHL decidió organizar el sistema de Ligas con seis participantes, los llamados Original Six, y dejó fuera a los New York Americans, que de esta forma pusieron punto y final a su trayectoria y al ‘sueño americano’ que terminó de forma abrupta y, porque no decirlo, teniendo poco de sueño y mucho de pesadilla.