Los Detroit Red Wings perdieron una gran oportunidad para sumar otro título y no iba a dejar que eso pasara de nuevo.
Los Red Wings incorporaron a Tony Leswick desde los New York Rangers por Gaye Stewart el 8 de junio de 1951. Puede que Leswick no fuera un anotador prolífico como las conocidas estrellas de Detroit, pero proporcionó nueve goles y nueve asistencias, 18 puntos, y aportó dureza y juego defensivo. También sumó tres goles en las eliminatorias en la carrera de Detroit a otra Stanley Cup. Leswick se convirtió en parte de una línea fuerte con Glen Skov y Marty Pavelich.
La temporada 1951-52 de los Red Wings fue el cénit de una década de dominación para el club. Detroit terminó en la cima de la clasificación ocho de nueve temporadas y ganó cuatro copas. Dos de aquellos títulos llegaron en la prórroga del séptimo partido de la final. Los Red Wings ganaron cómodamente el trofeo del Presidente y alcanzaron la marca de los 100 puntos.
Detroit colocó a cuatro jugadores en el primer equipo de la NHL con futuras leyendas como Gordie Howe, Ted Lindsay, Red Kelly y Terry Sawchuk. Las carreras de Sid Abel y Alex Delvecchio apuntaban ya al Salón de la Fama.
Howe lideró el camino con 47 goles y 39 asistencias, 86 puntos, en la temporada regular para ganar los trofeos Art Ross y Hart. Lindsay cerró otra temporada de 30 goles y añadió 39 asistencias, 69 puntos. Abel superó la marca de los 50 puntos y Kelly contribuyó con 16 goles y 31 asistencias, 47 puntos.
Sin embargo, puede que la actuación más dominante llegara a cargo de Sawchuk. El natural de Winnipeg consiguió su primer trofeo Vezina con números sacados de la era del Dead Puck. Sawchuk anotó 44-14-12 y registró un promedio de goles en contra de 1.90 y 12 porterías a cero.
Esta actuación llegó después de que Jack Adams ordenara al portero perder peso durante el verano. Sawchuk bajó 18 kilos y brilló en su juego. Sin embargo, se guardó su mejor versión para los playoffs, donde acumuló 8-0 con cuatro porterías a cero. Los Red Wings no encajaron un solo tanto en casa en las eliminatorias.
Muchos aficionados al hockey asocian a la franquicia de Detroit con el famoso pulpo. No obstante, este es el año en el que nació la leyenda.
Todo empezó el 15 de abril de 1952, cuando los hermanos Pete y Jerry Cusimano, del mercado este de Detroit, lanzaron un cefalópodo al hielo en el viejo Olympia Arena. Los ocho brazos simbolizaban las ocho victorias necesarias en las eliminatorias para ganar la Stanley Cup.
La costumbre se mantiene desde entonces y el pulpo ha sido la segunda mascota de la franquicia.
Johnny Wilson fue la principal incorporación para el equipo y se estableció finalmente a tiempo completo con el club. Previamente, había saltado entre los Red Wings y los Indianapolis Capitals, de la American Hockey League, las dos temporadas anteriores. Wilson fue un gran contribuidor en los playoffs y totalizó cuatro goles y una asistencia, cinco puntos, en ocho partidos.
Todos los futuros miembros del Salón de la Fama estuvieron a la altura y fueron importantes en su carrera perfecta. Howe, Lindsay y Metro Prystai anotaron siete puntos cada uno, pero Sawchuk fue la verdadera estrella con un promedio de goles en contra de 0.62. Únicamente encajó dos goles en la final frente a los Habs y ninguno después del segundo partido.
El dominio de los Red Wings fue quizá el mayor en las eliminatorias en la era de los Original Six. Detroit barrió tanto a los Toronto Maple Leafs como a los Canadiens en su camino al título. Fueron el primer equipo en anotar un registro perfecto de 8-0 en los playoffs.
Jack Adams, director general miembro del Salón de la Fama, no tuvo que ajustar mucho la plantilla y Tommy Ivan, entrenador también reconocido en el museo del hockey, tomó las decisiones correctas.
Fue la cuarta temporada seguida que el club terminó la temporada regular con el mejor récord. La franquicia sumaría títulos en 1954 y 1955 para cerrar su largo periodo antes de esperar 42 años para levantar su siguiente copa.