Es casi imposible hablar de hockey sin mencionar a los Montreal Canadiens. Los Habs son la franquicia con más historia de la NHL con 24 Stanley Cups en sus vitrinas hasta la fecha. Una inmensidad de grandes jugadores han ganado la Copa vistiendo de azul, blanco y rojo. Mientras que existe una gran cantidad de años para elegir como el mejor de los Habs, no hay ninguno mejor que el curso 1976/77.
En la 68.ª temporada de la historia de la franquicia, los Canadiens fueron reconocidos como uno de los mejores equipos jamás reunidos. Los Habs terminaron con un registro de 60-8-12 y establecieron un récord de la liga que aún está vigente hoy con 132 puntos. Asimismo, superaron a sus oponentes por la friolera de 216 goles, cifra que también sigue como plusmarca. Sin embargo, la parte más impresionante de todo ello fue que, salvo Pete Mahovlich, todo el equipo era de cosecha propia. Cada jugador de la plantilla había sido seleccionado o desarrollado por los Canadiens.
Después de terminar primeros en la liga, los Habs procedieron a ganar su 19.ª Stanley Cup la temporada anterior. Fue la primera de lo que resultarían ser cuatro victorias de la Copa consecutivas tras batir a los Philadelphia Flyers en cuatro partidos seguidos. Guy Lafleur ganó su primero de tres trofeos Art Ross y Lester B. Pearson y Ken Dryden se llevó su segundo de cinco trofeos Vezina.
Cuando dominas con tanta facilidad, puede ser fácil perder la concentración. El equipo llegó al punto en el que la liga no ofrecía la competición, así que crearon la suya interna. Con tantos de los mejores jugadores del deporte, los entrenamientos se volvieron más intensos y difíciles. Los jugadores sentían que debían estar a su mejor nivel porque detrás tenían a dos o tres jugadores que podían asumir su sitio en la alineación. Mahovlich atribuye a Scotty Bowman, primer entrenador, la capacidad de crear esa atmósfera de tensión.
Sin embargo, un jugador tuvo dificultades para mantener vivo su fuego competitivo. Dryden aseguró que no disfrutó la temporada 1976/77. El portero natural de Hamilton, Ontario, manifestó que, aunque estaba feliz por ganar tantos partidos, a veces sentía que no tenía ninguna dificultad. Dryden reflexionaba a menudo sobre su futuro y quería más. El cancerbero jugó dos temporadas más en las que ganó dos Copas más y se retiró a los 31 años.
El ataque de los Habs fue imparable aquella temporada, con dos jugadores que terminaron entre los cinco principales y tres entre los 20 mejores. Guy Lafleur lideró la liga en anotación con 136 puntos seguido por Steve Shutt, que se apuntó 105. El defensa Larry Robinson cerró el año con 85 puntos.
Los Canadiens se pasearon por los playoffs y únicamente perdieron dos partidos en tres series. En los cuartos de final, los Habs se deshicieron de los St. Louis Blues fácilmente y los barrieron con una diferencia de goles de 19 a 4 en la eliminatoria. Lafleur marcó el camino con cinco goles y 12 puntos en cuatro partidos.
En las semifinales, los Habs se encontraron con un equipo de los New York Islanders más duro que entregó a Montreal sus primeras dos derrotas en las eliminatorias. Pero eso sería todo. Aunque los partidos fueron más apretados, los Habs se las arreglaron para dejar a cero a los Islanders dos veces. Shutt y Jacques Lemaire destacaron con seis puntos cada uno.
Los Habs se citaron con los Boston Bruins en la final de la Copa y, como en la serie contra los Blues, se deshicieron de ellos con cierta facilidad. Los Canadiens barrieron a los Bruins en la final y los aventajaron por 16 a 6 goles camino a su 20.º campeonato de la Stanley Cup. Lafleur anotó nueve puntos, terminó con 26 puntos durante el curso de los playoffs y capturó el trofeo Conn Smythe como jugador más valioso de las eliminatorias.
Los Habs no sólo lo ganaron todo aquella temporada, sino que también se llevaron básicamente todos los trofeos individuales. Además del Conn Smythe, Lafleur se hizo con el Art Ross y el Hart. Dryden y Michel Larocque ganaron el Vezina, Robinson el Norris y Bowman el Adams.
Se dice que los Canadiens de la 1976/77 son el equipo más grande jamás creado y, realmente, quién puede discutirlo. Después de perder únicamente 10 encuentros entre la temporada regular y los playoffs y superar a sus rivales por 216 goles, los Habs se ganaron ese título. Nueve jugadores presentes aquel curso están en el Salón de la Fama del Hockey junto con Bowman y Sam Pollock, director general. Montreal se convirtió en uno de los dos equipos en tener cuatro hombres nombrados al primer equipo de estrellas de la NHL. Fue un coloso que ahora, con la liga en la era del tope salarial, queda como uno de los mejores equipos en la historia de la NHL.