Nunca son causas demasiado objetivas pero es cierto que algunos jugadores son odiados por casi todos los aficionados del NHL menos a los de los equipos en los que defiendan los colores. El movimiento constante entre franquicias desdibuja la típica animadversión en personas que podían ser emblema de un equipo y que deciden irse a un rival de toda la vida.
Podemos separarlos por grupos según el tipo de acciones que les han llevado a no ser demasiado queridos por las aficiones que no son las suyas propias, aunque nunca se puede generalizar demasiado al respecto.
Los intensos
En este primer grupo podríamos poner a aquellos que tienen pocos amigos en el hielo y que pongan ganas y revoluciones en sus acciones. Suelen ser anotadores y no se arruguen en los momentos clave. Suelen despertar admiración y rabia por igual entre los aficionados. Nazem Kadri o Matthew Tkachuk a la cabeza.
Los duros
Son expeditivos y tienen clara la misión que se les ha encomendado. Si es necesario salen a por un jugador del otro equipo y son temibles si echan los guantes en el suelo. Hits durísimos, algunos lesionados de larga duración en sus currículos y como consecuencia sanciones de varios partidos. En este grupo encontramos nombres como Tom Wilson (Washington Capitals), Ryan Reaves (actualmente Toronto Maple Leafs) o Milan Lucic (Boston Bruins).
Los demasiado buenos
Jugadores que son estrellas indiscutibles de la liga pero que despiertan a los más bajos de los sentimientos para verlos demasiado creídos, sobrados o sobreprotegidos por árbitros y estamentos. Algunos simplemente es por el antagonismo con otras estrellas en la comparación constante que están sometidos. Sidney Crosby es el ejemplo más claro de este tipo en el que también encontramos a Patrick Kane, entre otros.
Los imprevisibles
Sabes que reaccionarán en cualquier momento de una forma airada y fuera de cualquier patrón establecido. Capaces de lo mejor y lo peor en cuestión de segundos, se pueden echar las gradas encima con un gesto o sacar de sus casillas a cualquier rival y me atrevería a decir que también a algún compañero. Jordan Binnington sería un buen abanderado en un grupo que también le podemos poner a Evander Kane.
Los bad boys
Algunos de los menos queridos se lo han ganado a pulso con los años. Pequeñas acciones poco ejemplares. Golpes con los sticks, romper palos con los patines, mojar los guantes del rival en una interrupción, una vez mientras el árbitro no mira, lamer al contrario, etc. Todo un despliegue de juego subterráneo repartido por todo el territorio y contra todos los equipos. Detalles que hoy día con todo el seguimiento que hay no pasan desaparecidos. Brad Marchand o Corey Perry están en el podio de ese tipo de jugadores.
Ser odiado nada tiene que ver con la producción por sus equipos ya que muchos de ellos cumplen a la perfección la misión de cambiar la tendencia de un partido o simplemente son de los máximos puntuadores de la liga. Si preguntáramos a los aficionados sobre cada nombre que hemos puesto como ejemplo seguro que pocos prescindirían de ellos en sus equipos.
Sólo hemos puesto pocos ejemplos de jugadores en activo en cada caso pero seguro que te vienen a la cabeza algún nombre más. ¿A qué grupo le pondrías? Ayúdame a completar el texto. Podéis dejar vuestra aportación en comentarios y la iremos incorporando al artículo.