Hoy en día ver jugadores Rusos en la NHL es algo habitual. Las estrellas de este país están a la orden del día en la mejor liga del mundo. Pero para que los Ovechkin, Shestyorkin, Malkin y compañía llegaran de una forma más sencilla que sus antecesores, tuvieron que pasar un cúmulo de cosas para que las estrellas del deporte Ruso pudieran emigrar a Canadá y EEUU y en una época en la que la Guerra fría y un Comunismo duro era el día a día, la cosa no fue sencilla.
La muerte de Kharlamov el 27 de agosto de 1891 podíamos tratarlo como el inicio de las desavenencias de los jugadores Rusos con su entrenador, cuerpo técnico y políticos del país. Hasta entonces nadie se había atrevido a plantar cara a los de arriba. Al fin y al cabo los jugadores Rusos eran tratados como si estuvieran en el ejército y el comunismo en aquella época no permitía rebeliones.
Ya mencionamos en el artículo anterior sobre la historia de Rusia en el hockey que una de las reacciones tras las Summit Series, fue ver por parte de los jugadores Rusos el estilo de vida fuera de las fronteras de su país, en este caso Canadá. Si sumamos las consecuencias del accidente de Kharlamov, lo sucedido con Vladislav Tretiak al ocultarle una oferta de los Montreal Canadiens y el oro logrado en 1984 donde habiendo ganado y donde varios jugadores decidieron abandonar la selección, la rebelión de los más jóvenes (algo impensable) se había puesto en marcha.
En 1985, Mijaíl Gorbachov revolucionaba el país y daba inicio a la Perestroika y “liberaba” a sus ciudadanos y entre ellos los jugadores de hockey que veían la oportunidad de emigrar a Canadá y EEUU. Pero no sería tarea fácil. Un icono de la libertad de los jugadores Rusos fue “Slava” Fetisov, y es considerado la primera persona que plantó cara al poder Ruso para cumplir su sueño de jugar en la NHL. La lucha de Fetisov para llegar a jugar en los EEUU fue diga de una película de espías, traiciones, coacciones y algún héroe como lo fue Lou Lamoriello, General Manager de los New Jersey Devils, quien al poco de entrar en la entidad se propuso traer a Slava a su equipo.
Tras varias promesas a Slava, en diciembre de 1989 y de vuelta a Rusia tras jugar una serie de partidos en EEUU y tras ver cómo volvían a traicionarle, Fetisov declaró ante un periodista que no volvería a jugar para Tikhonov. Esta frase trajo un gran revuelo deportivo y político y que era la primera vez que un jugador hacía algo así en abierto. Las reacciones no se hicieron esperar y Slava fue tachado como traidor y terminó abandonado la selección. Pero si algo trajo todo esta valentía del futuro ganador de dos Stanley Cup, es ver cómo sus compañeros en su casi totalidad, hicieron pública la decisión de si no se readmitía a Slava en el equipo, se negarían a jugar el Campeonato del Mundo de 1989.
Esta decisión era algo impensable hace años atrás, en la época de la “Tiranía de Tikhonov” y sobre todo habiendo dejado fuera en los últimos años a los veteranos jugadores Rusos. Slava fue readmitido como capitán y lograron ganar el oro. Pero seguían poniendo trabas al sueño americano y el jugador nacido en Moscú tomo la decisión de pedir un reunión con el ministro de defensa Ruso para pedir su libertad. Semanas más tarde de una tensa reunión, Slava fue liberado de su contrato de 25 años con el ejercito ruso y así poder poner rumbo el uno de Julio de 1989 a los EEUU para jugar al hockey y ser el primer ciudadano Ruso en lograr la “libertad”.
Todo esto trajo el desembarco de varios jugadores Rusos a la NHL y se abrieron las puertas para las futuras estrellas que hoy en día ya militan en la mejor liga del hockey mundial. Aunque parezca raro, Slava no fue el primer jugador en llegar al hielo americano desde Rusia, tal honor lo tiene Victor Nechayev que jugó varios partidos con Los Ángeles Kings en octubre de 1982. Pero esta es una historia que contaremos en otra ocasión.