Tony Esposito falleció el 10 de agosto de 2021. Con él se fue también parte del histórico escudo de los Chicago Blackhawks, una de las franquicias originales de la NHL. El camino de Esposito hacia la inmortalidad comenzó en 1964 en la universidad de Michigan Tech, donde ganó el campeonato nacional un año después.
Tras un breve paso de una temporada por los Vancouver Canucks, entonces en la Western Hockey League, el portero de Ontario alcanzó el profesionalismo con los Houston Apollos de la Central Hockey League. Esposito patinó sobre el hielo de la NHL por primera vez con los Montreal Canadiens a finales de noviembre de 1968. ‘Tony-O’ sustituyó a Rogie Vachon entre los palos y, a partir de ese momento, jugó 13 partidos para los de Quebec, con un porcentaje de parada del .919 y un promedio de 2.75 goles en contra.
No obstante, los Canadiens, con los veteranos Vachon y Gump Worsley en la plantilla, dejaron a Esposito desprotegido en el anual Draft de interliga de 1969. Los Blackhawks seleccionaron al entonces guardameta de 26 años. El resto es historia.
Una leyenda crece en la Windy City
Tony Esposito hizo que los Canadiens se arrepintieran pronto y firmó una de las mejores campañas de rookie en la historia de la liga. El natural de Sault Ste. Marie disputó 63 encuentros, ganó 38 de ellos y dejó su puerta a cero en 15 ocasiones, récord de novato que sigue vigente. El cancerbero canadiense cerró su primer curso completo en la liga con un promedio de 2.17 goles encajados, el mejor de la competición. Como era de esperar, estos números le llevaron al trofeo Calder, como mejor rookie, y al trofeo Vezina, como mejor portero. Asimismo, quedó segundo – por detrás de Bobby Orr – en la votación del trofeo Hart, como jugador más valioso.
Su fulgurante campaña de novato fue fiel reflejo de su carrera en Chicago. Esposito llevó al equipo a dos finales por la Stanley Cup en 1971 y 1973, aunque se quedó con la miel en los labios en ambas. El guardameta ganó dos trofeos Vezina más en 1972 y 1974 y representó a su país como titular durante la recordada serie veraniega contra la Unión Soviética en 1972. Esposito se retiró en 1984 después de vestirse para los Blackhawks en un total de 873 partidos, de los que ganó 418 y dejó la portería a cero en 74, todas las cifras plusmarcas de la franquicia. En su momento, ‘Tony-O’ se convirtió en el segundo jugador en la historia de la NHL en llevar el número 35, dorsal que se le asignó en su primera pretemporada. La camiseta se retiró en 1988, mismo año en el que accedió al Salón de la Fama.
Un legado más allá del hielo
Cuando se conoció la noticia de la muerte de Tony Esposito, los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron de historias que describían el tipo de persona que era más allá de sus éxitos sobre el hielo. Los aficionados se emocionaban al recordar cómo el portero siempre dedicaba parte de su tiempo a hablar con los fieles, a los que daba la bienvenida con gusto. El título de embajador de los Blackhawks le venía como anillo al dedo en sus últimos años de vida.
‘Tony-O’, bautizado de esta manera por su propensión a dejar su portería a cero, era querido por la parroquia de Chicago. Hoy en día todavía se observan camisetas con el número 35 en la espalda en las gradas del United Center. Su contagiosa sonrisa y amabilidad se recuerdan con nostalgia, pero no se olvidarán en la Windy City. En definitiva, Tony Esposito recibió la admiración de no sólo todo aquel que le vió salvar goles contrarios entre los palos, sino también de quien disfrutó de una simple conversación con él.