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Historia

La clase hecha persona: Jean Béliveau, la modesta leyenda de los Montreal Canadiens

Jean Béliveau. Getty Images

Diciembre de 2014. El calendario gira hacia su última hoja y trae una noticia triste que sacude los Montreal Canadiens, la franquicia más laureada del hockey.

El deporte y todo Canadá lloran la pérdida de Jean Béliveau, el hombre que combinó un talento sobrenatural con una modestia inédita para desenvolverse dentro y fuera del hielo como nadie.

El delantero centro concentró en sí mismo la gracia y la humildad digna de un jugador de hockey

Ningún deportista es más grande que el deporte que practica. No obstante, si se hace una excepción a la norma, Béliveau encaja como anillo al dedo en cuanto al hockey sobre hielo se refiere. Nada más lejos de la realidad, el propio patinador canadiense sería el primero en disputar esa afirmación. En un club enorme, Béliveau es el coloso que lo ve todo desde arriba, un gigante que abandera la idiosincrasia de su franquicia.

El hombre de los helados

Antes de convertirse en leyenda, el futuro capitán de los Canadiens dominó la liga de hockey sénior de Quebec con los Quebec Aces, donde disputó 117 partidos y registró 97 goles y 78 asistencias. Jean Béliveau lideró la liga en tantos y puntos durante sus dos temporadas completas con los Aces mientras trabajaba como hombre de los helados en Laval. Pese a su cotización al alza como novato, el center desvió intentos tempranos de cerrar su fichaje para madurar en casa. Finalmente, Montreal dio un paso extraordinario para obtener sus derechos: comprar la liga de Quebec entera.

Jean Béliveau, de los Montreal Canadiens, pasa el puck durante el Game 2 de las finales de la Stanley Cup de 1960. Getty Images

Béliveau aún necesitó un último empujón para vestirse con los colores de los Habs. El club recurrió a su héroe de infancia, Maurice ‘Rocket’ Richard, para convencer definitivamente el natural de Quebec. La 1954-55 fue la primera campaña completa de ‘Le Gros Bill’ en la gran liga. Durante ella, el atacante se ganó el apodo de ‘Gentleman Jean’ por su aparente aversión a intercambiar golpes en el hielo. Su respuesta llegó de forma contundente, pues sus minutos de expulsión se incrementaron de 58 a un total de 143 entre dicho curso y el siguiente. Entre ellos, Béliveau llegó a lanzar manos con algunos de los hombres duros de la competición, como Lou Fontinato, de los New York Rangers.

Pese a que volverse más rudo dañó su proyección de puntos, los 47 goles y 41 asistencias que acumuló el center canadiense le valieron para conseguir el primer y único trofeo Art Ross de su carrera. Béliveau evolucionó rápidamente en uno de los mejores delanteros de la liga. Su 1.90 m de estatura y 92 kilos de peso hicieron de él un atacante grande, habilidoso con el puck y pionero en su juego, que abrió el paso a otros que vinieron después, como Mario Lemieux y Vincent LeCavalier.

Capacidad y trabajo duro

Durante el interminable arco de su carrera, que se extendió durante más de dos décadas, Jean Béliveau compartió vestuario con Jacques Plante y Ken Dryden, Elmer Lach y Jacques Lemaire o Emile Bouchard y Guy Lapointe. Tampoco cabe olvidarse de Bernie Geoffrion, Dickie Moore, Doug Harvey, Henri Richard y, por supuesto, el ‘Rocket’. Mientras que los jugadores vinieron y se fueron, el de Quebec vivió la mayoría de su trayectoria bajo la tutela del entrenador Hector ‘Toe’ Blake.

Béliveau vierte champagne en la Stanley Cup tras ganar el trofeo ante los Chicago Black Hawks en el Game 7 de 1965. Getty Images

En un total de 18 temporadas completas en la NHL, su equipo se perdió la postemporada sólo una vez. Béliveau encabezó a Montreal en goles en cinco ocasiones, incluidas las campañas 1955-56 y 1956-57, cuando terminó por delante del propio ‘Rocket’ Richard. El center se retiró finalmente después del curso 1970-71, tras liderar a los Canadiens a una victoria por 4 a 3 sobre los Chicago Black Hawks para conseguir la décima Stanley Cup del equipo. La franquicia, no obstante, quedó en buenas manos. 

Béliveau conquistó 17 Stanley Cups, 10 como jugador y 7 como ejecutivo

La temporada siguiente, Scotty Bowman asumió el mando del banquillo y un joven fenómeno llegado desde los Quebec Ramparts, Guy Lafleur, que se fijaba en Béliveau, comenzó su primer ejercicio en Montreal. Lafleur portó el número 4 de su ídolo durante su etapa como juvenil, pero el propio delantero centro le advirtió que se cambiara de número una vez llegó a la gran liga. El motivo no era que el dorsal perteneciera a él, sino que quería que el joven Lafleur hiciera su propio número famoso. Una vez en la sombra del retiro, la modestia de Jean Béliveau llevó a mantenerse en la sombra. Sin embargo, tal impacto tuvo su carrera que hasta el entonces representante de Dios en la Tierra, el Papa Pablo VI, quiso conocer a uno de sus homólogos sobre el hielo.

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