Es el caso de la plataforma Netflix que en 2021 estrenó un documental en formato de serie con varias historias dentro del deporte que no son tan conocidas. El nombre de la docuserie es “Untold” y el capítulo que va en relación con el hockey se llama: Crímenes y penaltis.
La historia se centra en el ahora desaparecido equipo de hockey sobre hielo de la United Hockey League (UHL), Danbury Trashers, que fue comprado por James Galante, un capo de las empresas de la recogida de basura relacionado con la mafia y asociado de la familia criminal Genovese.
Esta historia es morbosa porque reúne personajes histriónicos sacados de una película mala de los años noventa unido a una trama mafiosa sacada de la cabeza de un guionista de Hollywood
Como padre con dinero (y mafioso, claro, no lo olvidemos), sintiéndose mal con su hijo por tener que ingresar en prisión durante siete años por admitir cargos de extorsión, cometer fraude electrónico y defraudar al Servicio de Impuestos Internos, decidió que lo mejor era regalarle un equipo de hockey a su primogénito (A.J. Galante) con tan solo 17 años.
A.J Galante se convirtió en presidente y director general con 17 años
El nuevo equipo se llamó Trashers, una referencia al negocio principal del padre Galante, y el logotipo fue diseñado por los amigos de A.J. Los Trashers iban a jugar en el Danbury Ice Arena, una pista de hielo con capacidad para 750 personas, utilizada para las ligas locales de hockey. Como parte del acuerdo de franquicia, el estadio necesitaba ampliar su capacidad máxima. Galante invirtió 1,5 millones de dólares adicionales para renovar el estadio, convirtiéndolo en una instalación con capacidad para 3.000 asientos. Un niño mimado que se le permitió jugar a ser jefe de un equipo porque su padre se sentía mal por haberle abandonado y porque A.J tras una lesión en una de sus rodillas no podría jugar más al hockey.
Como el dinero de papá siempre estaba presente aparte de jugadores de varias ligas considerados muy físicos y de juego más bruto (Rumun Ndur y Brad Wingfield), consiguieron que jugadores de habilidad como Jim Duhart, quien lideró la UHL en anotaciones la temporada anterior, los ex jugadores de la Liga Nacional de Hockey (NHL) Brent Gretzky y Michael Rupp, este último jugó para el equipo durante el cierre patronal de la NHL 2004-05 jugasen para ellos. Coincidiendo con dicho lockout, las ligas menores se vieron favorecidas dado que mucho aficionado al hockey de la NHL viró su mirada a otras partes para suplir su hambre de hockey, también con la incorporación de figuras de las grandes ligas, con la consiguiente subida de popularidad; los Trashers fueron unos de los beneficiados.
En su primera temporada, los Trashers rápidamente ganaron notoriedad por su estilo de juego físico que también caracterizaba el juego de A.J en su época como jugador. Establecieron el récord de la liga en minutos de penalización. La temporada fue testigo de dos peleas que tuvieron que separarlas y suspensiones de múltiples jugadores. Danbury terminó segundo en su división y fue eliminado en los playoffs por Muskegon Fury, los eventuales campeones de la Copa Colonial. En su segundo año, los Trashers ganaron la División Este y llegaron a la final, pero perdieron el campeonato ante los Kalamazoo Wings, lo que les propinó su única derrota en los playoffs. La popularidad del equipo entre los vecinos de la ciudad era altísima hasta que la justicia actuó contra James Galante.
Los problemas con la justicia estadounidense de James Galante condenó a la franquicia que se vio obligada a suspender las operaciones
La moraleja de esta historia es que por mucho que uno tenga dinero, si lo usa para las cosas que no debe, al final sale mal. Por mucho que las ganas de un chaval de 17 años sea el de convertirse en el nuevo rey de la NHL.
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