Aquí nos volvemos a encontrar en los estertores de este ajetreado 2022, para dirigir de nuevo nuestra mirada al hielo de Norteamérica. Y con hielo no me refiero a la devastadora tormenta Elliott, la cuál espero que amaine cuanto antes, sino a nuestro deporte favorito en NHLMania, el hockey.
Pero quisiera aprovechar también estas líneas para enviaros mis más sinceras felicitaciones para estas Fiestas, así como mis mejores deseos para el año entrante. Soy igualmente consciente de que para algunos de vosotros puede que sean fechas complicadas, así que si éste es tu caso, mucho ánimo que en nada reseteamos de nuevo.
Contexto
Si os soy sincero, este mes he sufrido el temido bloqueo del escritor (más bien del ‘plumilla’), no siendo capaz de encontrar un tema que considerara lo suficientemente relevante que tratar. Para mi suerte, escuchando a John Shannon acerca de la necesidad de modificar la composición de las líneas de los Oilers para salir de la crisis de resultados se me encendió la bombilla.
El hecho de juntar a McDavid y Draisaitl ha supuesto un boost (todavía más si se puede) de los guarismos de ambos skaters. Sin embargo, ¿cómo de eficiente es este cambio?
¿Cómo de eficiente es juntar en la misma línea a jugadores como McDavid y Draisaitl?
No me malinterpretéis, soy consciente que los resultados pondrán a cada uno en su lugar pero, aparte de poner mucho talento al mismo tiempo, la sensación que tenía es que estábamos juntando demasiados huevos (cash) en la misma cesta (línea).
Pero no nos centremos únicamente en Edmonton, sino que extrapolemos este razonamiento a toda la liga. ¿Cómo podríamos estimar la ‘rentabilidad’ de una línea? Hay múltiples formas para ello, pero como andaba un pelín justo de tiempo, opté por la más sencilla. Os la detallo a continuación:
- En primer lugar, nos centraremos en los 50 tríos ofensivos con más tiempo sobre el hielo hasta las vacaciones de Navidad.
- Para medir la productividad, hemos considerado el ‘Corsi percentage‘ (proporción entre remates intentados y recibidos en igualdad de jugadores sobre el hielo)
- Finalmente, como variable monetaria hemos tomado el ‘Cap hit’ (valores extraídos de Capfriendly.com)
¿Por qué cap hit y no salario? Cada vez escuchamos más las estrecheces económicas que atraviesan los equipos, y no por falta de líquido, sino por la imposibilidad de incrementar el gasto en sus plantillas. Y ese parámetro es que está directamente representado por el impacto en el cap.
Slap shot
A modo de primera aproximación, podemos pensar en representar en un diagrama de dispersión todos los puntos que representan a cada una de las 50 líneas que componen nuestra muestra y ver qué pinta tiene.
Tal y como era esperable, se aprecia una tendencia positiva en la recta de regresión; es decir, a mayor coste (cap hit) se aprecia un aumento de la productividad. Sin embargo, la dispersión es bastante grande, y se aprecian casos concretos (tanto por exceso como por defecto) que merecen ser analizados en detalle.
Wrist shot
Hemos empezado con un disparo ‘from the point‘, pasemos ahora a estudiar el siguiente nivel de detalle. Lo que vamos a hacer es establecer el ratio entre Corsi% y cap hit (escalado para facilitar su comprensión) y ordenar la muestra en valores de ratio descendente (cuanto más alto sea el valor más eficiente será la línea)
Bueno, pues ahí lo tenemos, en los primeros puestos no hay ninguna línea en la que veamos a estrellas consolidadas de la liga. Al final es lógico, los contratos ‘entry level’ permiten tener ratios productividad/coste elevados, aún siendo los valores de producción (medidos en Corsi%) no demasiado llamativos.
Los contratos ‘entry level’ permiten tener ratios productividad/coste elevados
Por eso vemos a la ‘kid line’ de los Rangers así como la de los Sabres (Quinn–Cozens–Peterka) en los primeros puestos. Y estos son sólo un par de ejemplos.
Si queremos encontrar nombres como los de los McDavid, Panarin, Crosby, etc…tenemos que ir más abajo.
Ahora bien, ¿y si los ordenamos por Corsi% descendente? Aquí lo vemos
Ahora apreciamos que la fisonomía de nuestras líneas es diferente, empezamos a ver algún que otro nombre ilustre (Bergeron, Panarin, Giroux) en los primeros puestos.
Al final, como es evidente, debemos analizar el trade-off o compromiso entre poner a los mejores jugadores juntos para retroalimentarse entre ellos y el coste nominal de hacerlo.
A fin de cuentas, el talento es como la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma (en nuestro caso particular más bien se transfiere de una línea a otra).
Por supuesto que todo lo anterior queda en segundo plano con respecto al rendimiento deportivo. En otras palabras, ¿qué mas da lo que haga si ponemos puntos en el casillero?
Para terminar, es muy probable que todo lo que estamos viendo ahora mismo se quede desactualizado tan pronto como Gary Bettman asuma que el ‘giant leap’ en el salary cap debe adelantarse lo antes posible.
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