Su trabajo es simple, claro y conciso. Disuadir y responder al rival con juego físico y de forma violenta. Una vez el partido entra en un terreno sucio, en el que el juego duro es predominante, es el turno de que el “matón” del equipo intimide al contrario. Los combates sobre hielo son una tradición en el hockey norteamericano, con una larga historia, desde amateur a profesional.
Existen “códigos” para lanzar los guantes al hielo. No obstante, las peleas suelen producirse de forma espontánea, aunque en muchos de los casos viene de forma predeterminada por lances del juego o por partidos anteriores.
Actualmente en la NHL, los equipos no llevan más de un jugador (y en varias ocasiones, cada vez más, ni uno) de estas características en sus líneas (normalmente patinan en la 4ª línea). Siempre se encuentran excepciones y jugadores con calidad, pero, normalmente son jugadores que están valorados por su fuerza, tamaño y sobre todo, sus puños. Por lo tanto, las habilidades técnicas pasan a un segundo plano. Tanto es así, que suelen llevar un porcentaje bajo de puntuación, además de ser los jugadores con menos minutos sobre el hielo. Incluyendo todo esto, sus sueldos no suelen ser altos, por lo que vagan de equipo en equipo.
Inmediatamente surge una cuestión ¿por qué ser enforcer?
El hockey predomina por tener un estilo de juego directo y frecuentemente agresivo. Para ser un jugador profesional, además de tener un físico imponente, deben llevar la pasión en la sangre, es algo más que hielo y espectáculo. Es lucha, superación y constancia. Por ello, hablamos de jugadores que, a pesar de su poca habilidad con stick y pastilla, son profesionales de la mejor liga de hockey del planeta.
Hace unos años John Rama declaraba en el New York Times que “El enforcer, que a veces es tomado a burla, como un matón o tipo duro, puede ser, el arquetipo favorito del hockey», «Los enforcers son vistos como la clase obrera, superhéroes de calle, tipos con un alter-ego dispuesto a hacer el trabajo más peligroso del deporte para proteger a los demás. De otro modo, no tendrían nada que hacer en el juego”.
El papel del enforcer ha disminuido drásticamente desde la insistencia positiva por aumentar la velocidad y la puntuación en cada partido
Con la disminución de las peleas, los equipos no ven compensación en tener un jugador que su función sea la de pelear y vea cómo disminuye la de puntuar.
Según las estadísticas, las peleas son perjudiciales al juego de ambos equipos sobre el hielo. Otra de las razones de peso para la disminución de los combates y el menor uso de enforcers, es el traumatismo craneal. Además de problemas psicológicos y emocionales.
Desgraciadamente, jugadores muy queridos y calificados como “matones” en sus respectivos equipos, murieron durante el verano de 2011. Derek Boogaard, Rick Rypien y Wade Belak. Todos en extrañas circunstancias.
Se puede destacar una idea clara de todo esto, es que, es un trabajo duro y, a veces resulta ingrato. Pero, si no son ellos ¿Quién va a proteger a las estrellas de tu equipo favorito? Antaño su papel era muy destacado, jugando varios en un mismo conjunto, el paso de las décadas juntamente con el cambio en el juego les ha situado al borde de la «extinción». Como todo en la vida, evolución o desaparición, el único camino para los enforcers actuales.
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