Cualquiera que lleve un tiempo siguiendo el hockey, especialmente si sigue la liga universitaria o está muy involucrado en el tema del Draft y de los prospects, ha oído alguna vez el nombre de Hobey Baker, porque es el nombre del trofeo que se le da cada año al mejor jugador de hockey masculino de la NCAA. Para los que estén menos puestos, quizás os suenen los nombres de algunos ganadores de este premio, como Paul Kariya, Cole Caufield, Cale Makar o Jack Eichel, entre muchos otros.
Pero ¿por qué se llama así el premio? ¿Y quién era Hobey Baker? A estas preguntas da respuesta el podcast Searching for Hobey Baker (Buscando a Hobey Baker), disponible en la página de podcasts de ESPN, 30 for 30. Producido por Ross Greenburg, Andrew Reynolds y Tim Smith y narrado por David Duchovny, que estudió en Princeton (como Baker) y al que hemos podido ver alguna vez en partidos de hockey, este programa nos cuenta en tres capítulos la vida de esta estrella del hockey universitario. Para ello, los creadores del podcast consultaron archivos y cartas personales proporcionadas por la biblioteca de la universidad de Princeton.
¿Quién era Hobey Baker?
Podemos empezar hablando de lo fácil: Hobey Baker nació en Pensilvania en 1892, pero pasó su juventud en Minnesota, donde el frío del invierno proporcionaba múltiples oportunidades de jugar al hockey en lagos y estanques congelados.
Hobey Baker es la única persona que está en el Salón de la Fama tanto del hockey como del fútbol americano universitario. De hecho, fue el primer estadounidense en entrar en el Salón de la Fama de Hockey, cuando se inauguró. Destacó en los dos deportes en su etapa universitaria en Princeton, donde además conoció al renombrado escritor F. Scott Fitzgerald, autor de El gran Gatsby, entre otras grandes obras de la literatura universal, al cual impresionó. Impresionaba a cualquiera que lo conociera.
Hobey Baker fue piloto durante la Primera Guerra Mundial, donde estuvo destinado en Francia. Aunque intentó alistarse en el ejercito británico nada más declararse la guerra, tuvo que esperar a que los Estados Unidos declararan la guerra a Alemania dos años después. Pasó esos dos años en trabajos de banca en Nueva York, empleos que no le llenaban al no darle la adrenalina a la que estaba acostumbrado.
Hobey Baker era una buena persona y un buen líder, tanto en el hielo como en la guerra, donde llegó a capitán de su escuadrón aéreo. Nunca quiso jugar al hockey profesionalmente, pues consideraba el deporte amateur, el de aquellos que no cobraban por ello, la expresión más pura y digna del atletismo.
Y Hobey Baker era gay. O no, porque aplicar términos actuales a personas del pasado no siempre es fácil o adecuado; al final, la terminología, los límites de lo que significa algo, especialmente en estos temas, cambian con la época y la sociedad. Pero sabemos que vivió dos años con Percy Rivington Pyne, rico miembro de la élite neoyorkina y reconocido por sus relaciones con hombres. Sabemos que, durante la guerra, se intercambiaron cartas emotivas con unos mensajes que no dejan lugar a duda. Y el podcast no intenta ocultar esta realidad, sino que habla con expertos universitarios en diversidad sexual a principios del siglo XX, para así poder tratar el tema de la manera adecuada.
Por mucho slogan de Hockey is for Everyone, por muchos eventos de You Can Play que se organicen, nuestro deporte sigue demostrando que no siempre es un lugar seguro para determinadas personas. No hay más que ver los problemas que hubo el año pasado por una simple camiseta arcoíris, un nimio trozo de cinta. El hockey masculino no siempre es el deporte más acogedor para cualquiera que se salga un poco de la norma.
En este mes del Orgullo, ha sido un placer descubrir, en un medio serio, que trata el asunto con delicadeza, profesionalidad y profundidad, que uno de los nombres míticos de nuestro deporte, un ejemplo para todos los jugadores universitarios, tenía una relación con un hombre. Desde luego, if you can play, you can play. Hobey Baker pudo, y nadie lo puede negar. Solo tenemos que seguir trabajando para que el hockey no sea un espacio en el que la gente que se sale del molde sienta que tiene que esconder parte de sí misma.
El podcast se puede escuchar aquí. Por desgracia, solo está en inglés, pero merece la pena el esfuerzo.