Las películas en los que dos personas se cambian de cuerpo no son nada nuevo. Es un concepto que ha funcionado muy bien en comedias como ¡Este cuerpo no es el mío! o Ponte en mi lugar. La película que os traigo hoy sigue una premisa similar, pero es mucho mejor porque tiene un elemento que simplemente aumenta la calidad de cualquier producto: ¡hockey!
¡Vaya cambiazo! es una película estadounidense de 2016 dirigida por Jay Karas que se emitió directamente en Disney Channel. Esta combinación de comedia adolescente, deportes y fantasía narra la historia de Ellie (Peyton List), una gimnasta que intenta compaginar los entrenamiento con una madre sobreprotectora, un padre ausente y el abandono de su mejor amiga por una chica nueva muy desagradable; y Jack (Jacob Bertrand), el pequeño de una familia de estrellas del hockey, que sufre la presión por superar las pruebas para entrar en el equipo que entrena su padre (cuya única forma de mostrar cariño es enviar frases motivacionales por mensaje) y al dolor por la pérdida de su madre. Y, por si fuera poco, es incapaz de hablar con chicas.
Bueno, céntrate. Primero, el equipo del instituto, luego admisión en la universidad de Boston y luego elegido para jugar en los Bruins.
Cuando los dos acaban por casualidad juntos en la enfermería del colegio y acaban discutiendo sobre quién tiene la vida más fácil, los chicos o las chicas, sus teléfonos móviles (que son mágicos por *cosas*) les conceden el deseo de ponerse en lugar del otro. Entonces, tendrán que enfrentarse a problemas que les son ajenos, desenvolverse en situaciones sociales completamente diferentes a las habituales y, sobre todo, ayudar al otro a salir adelante y no fracasar. Y, quizás, en el proceso, aprender algo sobre sí mismo.
¿Está bien? ¿La veo?
La película es muy divertida. He de admitir que los chistes son un poco básicos, pero es que el público objetivo es una chiquilla de 14 años (y yo, que tengo 32 y adoro las pelis hechas para la televisión). Es una historia sencilla y que abusa un poco de los estereotipos entre chicos y chicas, pero tiene un mensaje bonito y está entretenida. Además, las escenas de hockey están chulas, podemos ver parte del entrenamiento fuera del hielo, cosa no tan común, y se usa bastante el lenguaje típico de los jugadores de hockey (como «salad» para el pelo).
Aunque la explicación de por qué se cumple su deseo al principio es un poco simple y absurda, no es lo principal de la película. Al final, tampoco vemos estas pelis por el realismo extremo. Eso sí, hablando de realismo, punto positivo por usar adolescentes de verdad para la película. Disney no suele pecar tanto de ello, es verdad, pero lo de actores de 30 años haciendo de chavales de 15 está muy visto.
Os dejo aquí el trailer: