La ficción sobre hockey triunfa en todos los formatos y el cómic, un medio que me encanta, no iba a ser menos. Por eso, hoy quiero hablaros de la historia que tuvo un papel determinante en convertirme a mí en fan del hockey: Check, Please!, de Ngozi Ukazu. Esta vez es prometo que esto es bueno (no «esto es malo, pero es una experiencia», ni «esto es tan malo que le ha dado la vuelta la tortilla y de alguna forma ahora es bueno», como en mis anteriores artículos).
La historia
Publicado inicialmente en la plataforma Tumblr, narra la historia de Eric Bittle, un chaval del sur de los Estados Unidos, gay y amante de la pastelería, que consigue una beca para jugar al hockey en una universidad de Massachusetts. Eric, que viene de años de patinaje artístico y de jugar en un equipo mixto en el que no se permitían los golpes, tendrá que adaptarse a sus nuevos compañeros y enfrentarse a su mayor miedo: los placajes.
La idea se le ocurrió cuanto tuvo que escribir un guión de teatro para clase y decidió hacerlo sobre un jugador de hockey, un deporte que triunfaba en su universidad, Yale, pero que ella casi desconocía. Una vez entregado el trabajo de clase, decidió darle una vuelta de 180º al personaje principal y utilizar todo lo que había investigado sobre hockey para un nuevo cómic, algo que poder poner gratis en internet.
El cómic es, esencialmente, una comedia que combina elementos de las historias de deportes, la vida universitaria y el romance. Además, entre la trama se intercalan explicaciones sobre del deporte y su terminología, siempre en clave de humor.
Sin embargo, aunque los chistes son una parte elemental de todo el cómic y el objetivo final sea contar una historia feliz, Ukazu no es tímida a la hora de tratar los aspectos más complicados del deporte, como la homofobia, un problema que sigue siendo muy prevalente en el hockey diez años después de que ella decidiera escribir esta historia.
Su impacto
A eso se debe, en mi opinión, su impacto en un público que se sale del espectador habitual de este deporte. Es una historia con capas, llena de esperanza y positividad general sin ignorar las partes negativas, combinando estilos y géneros narrativos. Todo eso ha conseguido captar la atención de muchísimos lectores.
Un claro ejemplo soy yo, que me bastó con leer temporada y media (y mudarme a una ciudad algo obsesionada con el hockey, todo hay que decirlo) para pasar de no saber lo que era un puck a leerme libros sobre las reglas (¡en alemán!) y empezar a trasnochar para ver partidos. Cinco años más tarde aterrizaría en Montreal para trabajar allí, algo que probablemente nunca hubiera pasado si una tarde de 2014 una amiga no me hubiera recomendado este cómic.
La propia Ukazu (mujer, negra y del sur de los Estados Unidos) se aleja del molde del hombre blanco de mediana edad que parece ser el espectador por defecto en el que piensan las ligas a la hora de promocionar el deporte, pero se enamoró de este deporte y consiguió transmitirlo en su trabajo. De hecho, uno de los puntos principales de Check, Please! como forma de iniciarse en el hockey son las menciones a jugadores, equipos y eventos reales. Cualquier persona con un poco de curiosidad buscaría quién es «Sidney Crosby» a la segunda mención del nombre en el cómic (así acabé yo como fan de los Pens…).
Ha llovido mucho desde que se empezara a publicar en 2013. Desde entonces, Ukazu ha autopublicado la obra en cuatro volúmenes, la editorial First Second la publicó en papel en dos y la editorial Norma Comics la trajo a España con traducción de Alicia Astorza y Marina Borrás. Check, Please! se ha llevado los premios Reuben y Harvey y estuvo nominado al Eisner. Tal es su popularidad que la propia página de la NHL publicó un artículo entrevistando a Ukazu, junto con otra autora de cómics sobre hockey, y ESPN recomendó Check, Please! en su lista de actividades para aguantar sin hockey durante la primera ola del COVID.
No puedo más que recomendar esta lectura, ya sea en inglés (que está graaaatis) o en castellano, y proponeros que la utilicéis con todos vuestros amigos y familiares que no entiendan muy bien lo que decís cuando intentáis explicarles que el hockey es el mejor deporte del mundo. Es una lectura muy entretenida, con multitud de personajes diversos y más de una escena que os hará reíros a carcajadas (o puede que llorar, no os voy a mentir).