El impacto de la trayectoria de Mikko Koivu en los Minnesota Wild no tiene parangón con ningún otro jugador que haya vestido los colores de la franquicia. Bien por su juego sobre el hielo, bien por su talante y liderazgo en el vestuario, fue el jugador que todo club quiere tener en plantilla.
Tales cualidades le valieron al finlandés no sólo para ostentar la capitanía del equipo durante años, sino también para convertirse, una vez colgó los patines, en el primer jugador con su número retirado en Minnesota.
El delantero finlandés lidera la franquicia de St. Paul en un sinfín de categorías, algunas de ellas de las más relevantes
En junio de 2001, los Wild seleccionaron al que sería el poseedor de la ‘C’ más longevo de su historia. El destino quiso que Koivu fuera elegido sexto absoluto en la primera ronda del Entry Draft en Sunrise, Florida. Si se rehace aquel draft según las carreras de los jugadores, el center debió haber entrado en el profesionalismo tres puestos antes, detrás de Ilya Kovalchuk y Jason Spezza. Para Minnesota, que había terminado último en la división en su primera temporada de existencia, un jugador del calibre de Koivu era esencial para construir un equipo aspirante.
Un legado incomparable
Mikko Koivu queda en la historia como uno de los mejores jugadores en patinar sobre el hielo de las Ciudades Gemelas. Y lo dicen los números. El delantero centro lidera la franquicia en un sinfín de categorías, algunas tan relevantes como partidos jugados (1028), asistencias (504) o puntos (709). Asimismo, Koivu también encabeza los registros de los Wild en otras facetas como goles creados (245,5) y el total de disparos realizados (2270). Por otro lado, muerde la medalla de plata en estadísticas como los goles en igualdad numérica (135), en superioridad (60) y en inferioridad (10).
Además, el natural de Turku brillaba en las prórrogas y en las tandas de penaltis con un movimiento de derecha y de revés marca de la casa que hacía sonreír al público. Los porteros sabían que venía, pero no podían pararlo por la velocidad con la que elevaba el puck. Koivu fue un modelo de regularidad y se prodigaba también en campio propio como uno de los principales ‘delanteros defensores’ de la pasada década. Pese a no ganar el trofeo Selke – fue finalista en 2017 – siempre estuvo en la conversación para hacerse con el premio que reconoce a este tipo de jugador.
Koivu capitaneó a los Wild durante doce temporadas sobre el hielo, pero su presencia también se hacía notar fuera de él, con sus alumnos aventajados Zach Parise y Ryan Suter, que recogieron su testigo. Su carácter, válido para orientar a los jóvenes, dirigir en los momentos emocionales o imponerse en las situaciones más difíciles, Koivu siempre estaba al pie del cañón. Sin ir más lejos, en su última campaña como Wild el center cayó a la cuarta línea del equipo para dejar más espacio y tiempo de juego a la savia nueva del club.
Siempre en el recuerdo
El jugador finlandés celebró su tanto número 1000 en su última campaña en Minnesota. Además, ganó el partido en los penaltis mediante su movimiento registrado contra los Dallas Stars, rivales de división. Tras concluir su contrato con los Wild en verano de 2020, los Columbus Blue Jackets firmaron a Koivu como agente libre. El atacante apenas apareció en siete encuentros con los de Ohio, en los que anotó un gol y repartió una asistencia. Finalmente, castigado por una grave lesión de rodilla que arrastraba desde el curso 2018-19, el ‘Mikki’ se retiró en febrero de 2021, antes de que finalizara la temporada regular.
Según la página estadística especializada Hockey Reference, Koivu representó 70,2 puntos para Minnesota a lo largo de su trayectoria en las Twin Cities. Por otro lado, su liderazgo, lealtad y consistencia impactaron de forma vital en la formación de una franquicia que representara el orgullo del llamado Estado del Hockey. Pese a no levantar el premio último de la Stanley Cup, Mikko Koivu lo dio todo por una franquicia que le confió su futuro cuando apenas echaba a andar.
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