En la NHL de hoy en día, un portero que sea titular en 60 partidos o más se ve, tanto por aficionados como entrenadores, como una rareza. Se espera que los guardametas salgan de inicio entre 45 y 55 encuentros, a menos que estén entre aquellos señalados.
Hace unas décadas, el hecho era más común, pero no rutinario, lo que hace más impresionante la temporada 1995-96 del protagonista. Aquel año, Grant Fuhr aterrizó en una nueva ciudad, se presentó a la pretemporada con sobrepeso, fue sancionado por su propio entrenador… y apareció en la alineación titular en 79 choques.
Mucho tiempo antes de que llegara a los St. Louis Blues, Fuhr se había construido una reputación como uno de los mejores cancerberos de la liga y un probable candidato al Salón de la Fama, en el que entró al retirarse. El natural de Spruce Grove, Alberta, había ganado cuatro Stanley Cups con la dinastía Edmonton Oilers en los años 80, así como el trofeo Vezina en la campaña 1987-88. Pese a todo ello, cuando Fuhr salió al mercado libre en 1995, no fue un activo valorado.
La mayoría de los equipos veían a Fuhr fuera de forma y lejos de su mejor momento. No obstante, los Blues le ofrecieron un contrato corto de dos años y 2,1 millones de dólares. La relación entre el jugador y el club no empezó con buen pie. El portero compareció en la concentración de pretemporada con sobrepeso. El head coach de St. Louis, Mike Keenan, conocido por su carácter fácilmente irritable, suspendió a su guardameta antes incluso de que comenzara la preparación para la temporada. Las tensiones entre las partes abocaban, aparentemente, la carrera de Fuhr a su final.
Un regreso increíble e inesperado
En vez de sumirse en la frustración, Grant Fuhr se tomó la sanción como un reto. Se puso en las manos del reputado entrenador olímpico Bob Kersee y volvió a su forma habitual para jugar el primer partido de la temporada regular. A partir de ahí, ‘Fuhrsie’ no paró. El cancerbero canadiense se convirtió en la estrella del equipo rápidamente y fue titular en los primeros diez encuentros, luego en los primeros 20 y después en los primeros 30. Cuando llegó a los 50, Sports Illustrated proyectó su historia a nivel nacional con una pregunta: ¿Puede llegar a los 82?
Finalmente, Fuhr salió de inicio en un total de 76 duelos regulares de forma consecutiva. ‘Coco’ terminó la campaña con 79 choques disputados. Ambos números siguen hoy como récords de la liga. Se trata de una de las actuaciones más sobresalientes completada por un jugador en una temporada no sólo en la NHL, sino también en el deporte estadounidense. Sin él, los Blues no hubieran alcanzado la postemporada. No obstante, en ese escenario la historia gira de forma trágica.
Un final anticlimático
Los Blues entraron en la postemporada tan fuertes como el resto de aspirantes. Disponían de uno de los porteros más en racha de la liga, un entrenador curtido que había ganado dos Copas sólo dos temporadas antes y una sonada incorporación en la fecha límite de traspasos: Wayne Gretzky, ‘El Más Grande’. Pero entonces, en la primera ronda de las eliminatorias ante los Toronto Maple Leafs, llegó el desastre.
St. Louis ganó el primer partido de forma convincente, pero tras nueve minutos del primer periodo en el segundo encuentro, todo cambió. Fuhr cubrió un puck y, con el juego detenido, Chris Pronger, en su primera temporada con los Blues, golpeó con el stick cruzado a Nick Kypreos por detrás. Kypreos, de manera exagerada, chocó con el cancerbero y lo metió en la portería. Después de una tangana, Fuhr tuvo que ser asistido y abandonó el hielo para no regresar más en el resto de la campaña.
Keenan, que no se prodigaba en defender a sus jugadores, apareció furioso en rueda de prensa para culpar a Kypreos. Más tarde, los Blues anunciaron que Fuhr había sufrido una rotura en los ligamentos de su rodilla. Fuera intencional o no, el resultado del golpe fue devastador y los aficionados de St. Louis saben bien la historia que viene ahora. El equipo despachó a Toronto en la primera ronda, pero cayó eliminado de forma cruel en la segunda prórroga del séptimo partido de la segunda ronda, ante los Red Wings de Steve Yzerman.
La carrera de Fuhr no será menos recordada por ese choque. Pese a que ya no fue el mismo, fue titular en 73 partidos el siguiente curso y jugó tres más con los Blues. El meta canadiense disputó una temporada más con los Calgary Flames antes de colgar los patines antes de la 2000-01. El número 31 de Grant Fuhr fue retirado por los Oilers en 2003, el mismo año que entró en el Salón de la Fama. Su legado está bien cincelado en piedra y su campaña de 79 titularidades es un récord que, seguramente, no se vuelva a repetir.