El Palacio de hielo del FC Barcelona se inauguró un 23 de octubre de 1971, por tanto hace más de 50 años. Una pista que ha sido protagonista de todo tipo de momentos en la historia del hockey hielo en España.
El pasado 03 de abril de 2022 vivió su última gran tarde. El equipo sénior masculino levantó la segunda liga consecutiva. Nadie podía prever que poco después se estropearía parte de la maquinaria que hela el hielo y los estudios hechos determinarían que la pista ya no se helaría más.
Un adiós inesperado a una instalación que ese día estaba actualizando parte de los vestuarios y el equipo perdedor debía cruzar la pista para ir a la ducha mientras el equipo local celebraba el título. Una estampa curiosa impropia de un club tan grande. Después de que Jaca echara al suelo la antigua pista de hielo vieja, el Palau, que por pocos meses era anterior, pasó a ser la pista más antigua del estado en solitario. La del Txuri Urdin, en Donostia, también empezó a construirse en 1971, inaugurada al año siguiente, pero se reformó en 1999.
Al parecer, en espera de la construcción de un nuevo espacio Barça, palacio azulgrana y palacio de hielo, se estudia la construcción de una pista provisional ya que en la actualidad, después de medio siglo, Barcelona no dispone de ninguna instalación permanente para patinar sobre hielo. La situación económica por la que atraviesa la entidad azulgrana no invita demasiado al optimismo. Peligra la continuidad de una sección que ahora mismo está peleando por el título de liga y que tiene la ambición de ganarlo todo a pesar de no tener las condiciones idóneas de entrenamiento en hielo. Y el Ayuntamiento de Barcelona parece que quiere remediarlo pero en pleno cambio climático y debido a los grandes costes de mantenimiento que supone tener en marcha una nueva pista municipal no acaba de dar el paso definitivo.
La futura instalación azulgrana verá la luz, si todo va bien, con la construcción del Palau Blaugrana que tiene previsto un calendario de obras de 5 años/2028. Esto significa que debe encontrarse una solución más o menos provisional que deberá garantizar el hielo 3-5 años como mínimo. Sonó con fuerza la construcción de una instalación en uno de los aparcamientos adjuntos del Palau azulgrana (ya descartada). También (la más probable y reciente) otra solución más de ciudad aprovechando algún espacio cedido por el ayuntamiento dentro de la UB.
La ilusión de los deportistas y directivos que llevan adelante esta sección minoritaria es inquebrantable y les toca vivir momentos muy difíciles. Pero resisten por el amor al hielo aunque viven con incertidumbre el momento y no saben a ciencia cierta dónde irá la pista y si esta temporada jugarán algún partido en casa.
En las últimas temporadas de vida la instalación ha visto, más allá de los logros de la entidad azulgrana, la celebración de un preolímpico en la que de forma accidentada España puso contra las cuerdas en Holanda en el camino hacia las olimpiadas. En aquella ocasión un fallo en la máquina alisadora hizo suspender el partido, que siguió semanas después.
Cierra las puertas por sorpresa una instalación emblemática que seguía en funcionamiento con la misma cara que 50 años atrás. Basta esperar a que la actual situación no suponga un punto de inflexión en los deportes de hielo de la capital catalana y el club pueda salvar una sección que seguro no le da grandes beneficios pero que merece que se respete su historia y momento actual .