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Opinión

¿La NHL debería prohibir las peleas?

Cada vez que se pone sobre la mesa su utilidad dentro de una pista NHL, generando un debate sobre si deberían continuar permitiéndose inmersos cómo estamos en el siglo XXI.

Uno de los temas que más sorprenden, y les cuesta entender aún con las explicaciones correspondientes, a las personas ajenas al mundo del hockey hielo, son las peleas. Tema que levanta pasiones y ampollas por igual, cada vez que se pone sobre la mesa su utilidad dentro de una pista NHL, generando un debate sobre si deberían continuar permitiéndose inmersos cómo estamos en el siglo XXI, o por el contrario, seguir como si nada dado que forman parte del juego desde tiempos remotos.

Hace ya más de veinte años que descubrí y aficioné a la NHL (por inri al hockey hielo en general), eran los años noventa y las peleas se encontraban en un gran momento de promoción, cada equipo disponía de uno o más enforcers y las televisiones promocionaban estas acciones de forma natural, mostrando a los jugadores más como si fueran púgiles que otra cosa. Sin ninguna duda, una vez metido dentro del mundillo de la NHL, las peleas y las cargas eran todo un espectáculo para un recién llegado (y más viniendo de la NBA y el futbol), generando un exaltamiento interior cada vez que se sucedían. Era otra época.

Para un recién llegado a la NHL durante los años 90, las peleas eran cuanto menos sorprendentes

Las explicaciones para entenderlas por parte de Moisés Molina y Josean Redondo en las retransmisiones en Sportmania ayudaban mucho, comprendías porqué lo hacían, también que a nadie le obligaban a pegarse y que normalmente las estrellas pasaban del tema olímpicamente salvo excepciones. Además veías a la gente en las gradas super emocionada, creándote una opinión de que no era algo fuera de lo común en el hockey, aún aterrizando desde fuera, conseguías hacerte una idea más positiva que nada más. Seguía siendo otra época.

Ya con el paso de los años y madurando en todos los aspectos vitales, las contradicciones empezarían (y aún lo hacen) a rondarme por la cabeza respecto a las peleas y su necesidad dentro del hockey, creándome una opinión dispar sobre ellas. Por un lado sigue la conexión afectiva con el pasado e inicios personales con la NHL, pensando que tampoco son para ponerse las manos a la cabeza, que representan un porcentaje muy pequeño de acciones dentro de la pista y como no, han sido parte del juego. El Old time hockey mola mucho.

Clásica melé/pelea durante los años 70 | The hockey news

Pero como todo en la vida no es ni blanco ni negro, el gris ha ido cogiendo fuerza en mi opinión sobre las peleas en la actualidad. Sin renegar de lo antes descrito, para mí el pasado hockystico tiene un valor muy especial, disfrutando de toda la historia relacionada con la NHL décadas atrás, creo firmemente que las peleas ya no representan lo mismo que antaño, tampoco la sociedad actual las ve con el mismo prisma que en otra época. Y aquí es donde veo claramente las dudas que me asaltan, si no nos gusta que los medios generalistas tradicionales se fijen y enseñen a modo de mofa del hockey hielo las peleas, podría ser que si no existieran se fijarán más (cruzando los dedos) en lo realmente emocionante de los partidos: los goles, paradas y cargas.

Bob Probert, una auténtica bestia de las peleas | ESPN

Otro punto que hace abrir más los ojos sobre este aspecto son las explicaciones respecto a las peleas, cuando te encuentras a alguien refiriéndose al hockey como ese deporte que se pegan, te sientes con la necesidad imperiosa de contarle porqué lo hacen y explicar hasta la última coma, prueba de que cuando alguna cosa se tiene de justificar muy bien algo de malo debe de tener, digo yo; aunque nos cueste o no queramos verlo. También está el ejemplo sobre los niños o niñas, en mi caso, con toda la parafernalia de la NHL que siempre me rodea, tengo una sensación agria cuando te sientas delante de la tele con el hijo/a para transmitir la pasión del hockey a las nuevas generaciones (aquí también cruzo los dedos) y de repente se ponen a pelear en medio del hielo, en ese momento se mezclan las mil explicaciones de no pelearse con otros niños pero ves que esos dos jugadores adultos en la pantalla si que pueden hacerlo y encima les aplaudimos; vamos, un claro ejemplo de sensaciones cruzadas.

Y así también con los nuevos fans, los cuáles llegan con otras ideas y que unas peleas absurdas puedan tirarlos para atrás. Pero no quiero confundiros, a mí aún me recorre el cuerpo ese nerviosismo cuando se monta la de san Crispín en el hielo y de repente ves a los dos guardametas ir para el centro de la pista y buscarse uno a otro; en ese momento sabes que no es correcto, ni educativo, ni ejemplar, ni nada, pero te mantiene con la mirada fija y emocionado. Con este ejemplo te das cuenta que sin ser demasiado mayor, el hockey clásico te ha marcado, pero ves la necesidad de avanzar para dejar atrás estos comportamientos; seguro que la liga también (o al menos los que la gobiernan) lo ha pensado para buscar más fans entre el público casual a otros deportes.

Otra duda que me asalta e incluso me aterra, es que si se prohibieran las peleas, las cargas no fueran lo siguiente en ser mal vistas por el resto de sociedad, porqué personalmente sin peleas el hockey me gustaría igual, pero sin cargas y juego físico (siempre legal) dejaría su lado más impactante y con el que mucha gente (y yo) se aficionó en su momento.

Las peleas son prescindibles, las cargas son sagradas

Con todo lo antes expuesto, hace unos meses monté una encuesta en twitter donde preguntaba sobre la necesidad de prohibir las peleas en la NHL, claramente los votos a favor de que las peleas siguieran de una u otra forma, vamos, sin prohibirlas, se impusieron de forma contundente, únicamente un 16’7% de los encastados querían que se erradicasen de facto. Estas cifras en Norteamérica aún serían más aplastantes en favor de no prohibirlas , seguir como hasta ahora.

No sé si a vosotros os sorprendió el resultado de la encuesta, a mí no.

Personalmente, en mi caso estaba entre ‘No, son parte del juego’ y ‘Si, pero no me molestan’ , al final creo que me siguen gustando muy en el fondo (la nostalgia aprieta a veces) pero no son para nada exportables, creándome la opinión firme de que al ritmo que disminuyen año tras año, no será necesario prohibirlas, la misma dinámica del juego y las nuevas generaciones de jugadores, con menos perfiles similares a enforcers, serán los encargados de sacarlas de la pista sin que nos demos cuenta. Y al final todos lo celebraremos, aunque en los resúmenes antiguos nos guste, de reojo y solos, ver alguna que otra pelea para comprobar como era el hockey décadas atrás.

Los números no engañan

Algo que respalda totalmente la teoría de la no necesidad de prohibición dado que la misma actualización del juego ya eliminará de forma natural y poco traumática las peleas, son los números cada vez más bajos en cuanto a peleas por partido y en general durante todo el curso.

TemporadaPeleasPeleas por
partido
1990/91772
1991/92792
1992/93642
1993/94835
1994/95*506
1995/96785
1996/97906
1997/98838
1998/99660
1999/00573
2000/016840’56
2001/028030’65
2002/036680’54
2003/047890’64
2004/05**
2005/064660’38
2006/074970’40
2007/08664 0’54
2008/097340’60
2009/107140’58
2010/116450’52
2011/125460’44
2012/13***3470’48
2013/144690’38
2014/153910’32
2015/163440’28
2016/173720’30
2017/182800’22
2018/192380’19
2019/20No disponible
2020/21No disponible
2021/223310’25
2022/233340’25
2023/243110’23

(*) Temporada reducida debido al cierre patronal.

(**) Se canceló la temporada debido a la falta de acuerdo para un nuevo convenio colectivo.

(***) Temporada reducida debido a un nuevo lockout.

Hace relativamente poco, en 2016, Netflix sacó un documental llamado Ice Guardians, el cuál es muy recomendable para entender el papel de los enforcers y las peleas en general.

En definitiva, no parece que la NHL quiera abrir este melón en breve, su estrategia de no promocionar las peleas pero sin decidirse apostar decididamente en contra de ellas, ayuda a calmar los ánimos de ambos sectores (sin ninguna duda, el de a favor de las peleas es muchísimo más numeroso) sin meterse en ningún fregado indeseado en contra de los más tradicionalistas. Así pues, el lento declive de las peleas juntamente a su marginación social, serán las que acabarán de erradicar este tipo de actos sin ser necesaria su prohibición. Tiempo al tiempo.

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