La Copa Stanley es el trofeo más difícil de ganar de las cuatro ligas deportivas principales de los Estados Unidos. Para empezar, es la única cuyo nombre propio es más famoso que el nombre de la competición en la que se gana.
Por ejemplo, aunque no sigas el fútbol americano, hoy en día todo el mundo sabe lo que es la Super Bowl, pero no esperes que nadie que no sea fan sepa que el trofeo que ganó el novio de la Taylor Swift se llama Vince Lombardi (me lo acaba de decir Wikipedia, la verdad). En el hockey, la taza de Lord Stanley de Preston (16.º conde de Derby y gobernador de Canadá a finales del siglo XIX), con su casi metro de altura y sus 16 kg de plata y níquel, le da nombre a todo lo que tiene que ver con la postemporada deportiva. Nada puede eclipsar su brillo.
Os podréis imaginar, entonces, la emoción de los pilotos de la empresa canadiense Buffalo Airways, cuando les dijeron que los querían contratar para hacer un tour con la Copa entre varias poblaciones muy alejadas del Salón de la Fama y que no tienen muchas oportunidades de verla: Fort McMurray (Alberta), Yellowknife (Territorios del Noroeste) y Whitehorse (Yukon).
El programa
¿Y quién es la empresa Buffalo Airways y por qué estoy hablando de ellos en mi columna mensual sobre el hockey en los medios? Pues porque son los protagonistas de un programa que se llama Ice Pilots. En las seis temporadas de este reality show, emitido entre 2009 y 2014, seguimos las aventuras de los pilotos y la tripulación de esta empresa con sede en Yellowknife, la capital de los Territorios del Noroeste, que utilizan aviones de la la Segunda Guerra Mundial para llevar a pasajeros por las zonas más despobladas del segundo país más grande del mundo.
En el capítulo nueve de la segunda temporada, podemos ver cómo el director se esfuerza por conseguir el contrato para transportar la Copa Stanley y, una vez lo tienen, cómo organizan un torneillo de penaltis para ver quién tendrá el honor de ir en el avión con ella. Y su emoción cuando por fin pueden ver el trofeo, cómo no, siempre acompañado de Phil Pritchard, el Keep of the Cup.
Además, el capítulo nos ofrece preciosas imágenes de la gente de las ciudades que visitan acercándose a verla y un poco de información muy interesante sobre cómo se cuida la Copa después de un día de duro trabajo como este, que incluye dejarse tocar por mucha gente e incluso sentarse en el asiento del copiloto de un avión: con una relajante ducha en la bañera del hotel.
Una prueba más de lo importante que es el hockey (con todos sus símbolos) para la gente en Canadá. Y de lo impresionante que es la Copa para cualquiera que siga el deporte. Una experiencia que estos pilotos no van a olvidar nunca, seguro.
El programa se puede ver ahora mismo en Amazon Prime, doblado para voces superpuestas o con subtítulos.