El nombre les sonará: Bobby Orr. Considerado uno de los mejores defensas de la historia, el legendario número 4 de los Boston Bruins dio sus primeros pasos en la NHL durante la temporada 1966-67. No obstante, fue en el mejor momento de su carrera cuando dominó la liga. De 1969 a 1975, el natural de Ontario registró 734 puntos en 447 partidos, una proporción increíble para cualquier jugador, más cuando se trata de un zaguero.
Sin embargo, de entre esos seis cursos, uno destaca por encima del resto. Durante la 1969-70, Orr superó la barrera de los 30 goles por primera vez en su trayectoria profesional y repartió asimismo 87 asistencias en 76 encuentros.
Sin ninguna duda, Bobby Orr está considerado uno de los mejores defensores de la historia de la NHL
Aquel año, el defensa añadió a su vitrina todos los trofeos individuales posibles – fue reconocido como mejor jugador y mejor defensa de la liga, lideró la competición en puntos, ganó la Stanley Cup con los Bruins y fue nombrado mejor jugador de la final. La Copa llegó como resultado del mejor momento de su carrera: su gol ‘volador’.
El vuelo del número 4
El deporte en la ciudad de Boston posee incontables recuerdos memorables. El tanto de Bobby Orr está al nivel de la victoria de los Boston Red Sox en la Serie Mundial de béisbol de 2004, la primera Super Bowl de los New England Patriots o los ocho campeonatos consecutivos de los Boston Celtics entre 1959 y 1966. No obstante, el gol de Orr va más allá de la consecución de la Stanley Cup. Tiene un cariz poético que el mejor jugador de los Bruins anotara el mejor tanto en la historia de la laureada franquicia. El partido tuvo lugar un Día de la Madre en los Estados Unidos, el 10 de mayo de 1970.
La fiesta empezó en el Boston Garden con el defensa todavía en el hielo después de haber sido zancadilleado por Noel Picard, defensa de los St. Louis Blues, en el área del portero. De acuerdo con el zaguero canadiense, el vuelo se produjo por decisión propia. “Cuando me crucé, las piernas de Glenn [Hall, portero de los Blues] se abrieron. Miré hacia atrás y lo vi entrar [el puck], por lo que decidí saltar”, aseguró Orr años después.
No obstante, en las instantáneas de la época se aprecia que el defensa tropezó con Picard. Sea como fuere, el número 4 empezó a celebrar mientras se elevaba en el aire y dio lugar a una de las fotografías más recordadas en la historia del hockey.
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Un recuerdo perenne
Los Bruins necesitaron solamente 14 partidos para conseguir las 12 victorias requeridas en 1970 para hacerse con la Copa. Sólo perdieron dos partidos, el cuarto y quinto de la primera ronda ante los New York Rangers, antes de ganar 10 seguidos camino al campeonato. Phil Esposito lideró al equipo con 13 goles y 14 asistencias, seguido por el propio Orr, que cosechó nueve tantos y repartió 11 pases de gol. Precisamente, el decimocuarto encuentro de Boston en los playoffs fue el único que se alargó en un tiempo extra. Durante la prórroga, que apenas duró 40 segundos, los Blues no tuvieron oportunidad de alejar el puck de su propia zona.
Lo que ocurrió en los últimos segundos ya está contado. Con el sonido de la sirena de fondo, Orr celebró en el aire su primera Stanley Cup. Su carrera profesional le llevaría a ganarla otra vez junto a muchos de sus compañeros en 1972. No obstante, la primera vez que un jugador gana un campeonato tiene una connotación especial, más cuando lo hace a través de un gol suyo y de esta manera. El tanto ‘volador’ de Orr no sólo dio a los Bruins su primera Copa en 29 años, sino que también cambió el panorama del hockey en Nueva Inglaterra para siempre.
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