Siempre he tenido la sensación de que añoramos y queremos el verano por aquellos recuerdos que nos trae de nuestra infancia. Esos tres meses sin planes, en casa del pueblo de los abuelos, con verbenas a las que acudir o estar en la playa disfrutando de hacer nada. Los veranos que una vez que te conviertes en adulto dejan de ser tan idílicos. Por mucho que la mayoría de la gente tenga ese mes de vacaciones, ya no tienen esa misma sensación de infinito que daba el verano de joven.
Excepto que seas jugador de la NHL (o deportista de liga americana, básicamente) y tengas una post-temporada de casi 5 meses por delante.
¿Y que se puede hacer en estos cinco meses? Acudir a bodas.
Porque todos los veranos vemos a los jugadores subir a redes sociales las infinitas bodas a las que tienen que presentarse. Que menos mal que tienen dinero, porque no quiero ni pensar la cantidad de dólares que se deben dejar en cada una de ellas.
No quedan dudas que las bodas es un momento para celebrar el amor y a la gente con la que quieres compartirlo, y como verano después de años postcovid cuando las celebraciones no han podido ser tan grandes como acostumbrábamos parece que 2023 fue el año que todo el mundo quiso casarse.
Falta decir que todos están guapísimos.
Pero como es verano y hay pocas noticias que comentar sobre la NHL, que yo me dedique en mi tiempo libre a decidir qué vestido y estilo de boda me gusta más, es algo que podéis no comprender pero al menos a mí me entretiene un rato. Si tenéis alguna duda, los europeos siempre me suelen ganar. También os puedo decir que los vestidos de mujer de palabra de honor han sido los más usados. A pesar de todo, no se pueden decir muchas críticas cuando todas las fotos de las bodas son de cuento de hadas.
Hablando de algunas bodas en especial, todos deberían hacer como Brady Tkachuk en la suya, que subió la foto con el orden de las mesas y los invitados que acudían a ella. Ya que no podemos ser invitados, que mínimo que cotillear (porque esto de ver las bodas del resto del mundo es puro placer del cotilleo) quien va y cómo se sientan las figuras que estamos tan acostumbradas a ver en los partidos de la NHL.
La calidad que hubo en la boda de Brady Tkachuk creo que sólo es comparable con la calidad que ha habido en la boda de Mitch Marner, que ha conseguido que jugadores de los Leafs de los últimos siete años acudan a celebración.
Tampoco puedo dejar pasar por alto que en la boda de Charlie McAvoy, Bergeron y Marchand protagonizaron uno de los momentos más divertidos que nos han dejado ver de estas celebraciones.
En definitiva, ya que los días de grandes traspasos de este verano parecen haber pasado se están haciendo largos los últimos meses, está bien poder comentar aunque sea las tonterías que los jugadores de la NHL hacen en las bodas porque les humaniza cuando les vemos así.