Hay una cosa que se suele asociar a la adolescencia y que suele ser bastante común en todos los casos. Y es el desorden. El adolescente por lo general tiene su habitación como un “estercolero” y la verdad, tampoco les supone ningún problema. Al menos hasta que alguna figura paternal te regañaba y te tocaba meter todo debajo de la cama porque obviamente, no ibas a gastar más tiempo del necesario en ordenar tu cuarto.
Los Arizona Coyotes parece que tienen un poco de este complejo en este momento. Son el debajo de la cama de las habitaciones de los adolescentes de la NHL y no parece que le importe mucho a los altos mandos de la liga.
Con rumores desde hace años de que es la franquicia que se va a trasladar a una ciudad con más historia de hockey y sabiendo que este año el equipo juega en un campo universitario que puede albergar solo 5000 personas, el uso que se le está dando para soltar contratos fantasmas solo hace pensar que le queda poco.
El cementerio de los no retirados
En la actualidad Arizona tiene 75M de dólares en contratos a jugadores de su equipo y el 42% está destinado a jugadores que ya están semi-retirados o es dinero retenido de jugadores que están en otros equipos y que jamás han pisado el suelo del estado sureño.
Hay miles de metáforas para llamar ahora mismo a lo que se está haciendo con este equipo. La metáfora del cementerio es bastante ideal porque está claro que jugadores como Shea Weber o Andrew Ladd no van a volver a pisar la NHL. No se retiran porque aún tienen unos cuantos años de contrato y nadie está por la labor de pagar lo que queda de esos contratos de golpe.
Pero también me gusta la metáfora de llamar a Arizona: “paraíso fiscal”. Que se rían en las Islas Caimán o en Suiza con sus maletas llenas de dinero. Aquí se hace la limpieza de los traspasos delante de todos.
En cuanto se sabe que Patrick Kane es traspasado a los Rangers sale públicamente que una parte de su contrato se lo queda Arizona. Y sí, esta claro que Arizona siempre recibe algo, por lo general alguna ronda del draft de los próximos 4 años, ¿pero es justo esto que se está haciendo con los Coyotes? El tener un equipo que vale para limpiar contratos que no han salido rentables y no dejar que una franquicia que también participa en la NHL pueda crecer como cualquier otra.
Gran culpa la tienen los propios dirigentes de Arizona que a pesar de tener picks suficientes para empezar de cero, eligen cada año con muy poca cabeza, no saben bien desarrollar a esos jugadores que eligen y los pocos que son productivos -como el caso de Chychrun- terminan pidiendo irse del equipo porque no ven un futuro ahí.
Tenemos claro la ideal del “tanking” y que es parte del funcionamiento de las ligas americanas. Que un equipo mantenga una parte del contrato de un jugador que traspasan es lógico. Si es un cambio entre dos equipos, nadie se lleva las manos a la cabeza por ello. Que Nashville se haya quedado el 4% del contrato de Ekholm para poder traspasarlo, tiene todo el sentido del mundo porque tiene espacio salarial suficiente para aceptarlo, pero que entren terceras partes como lo hace Arizona puede desconfigurar la forma que vemos los traspasos y de cómo funciona la NHL.
Que exista un equipo tan claro que sirva como cementerio para que los demás puedan crecer y ellos se estén ahogando, no parece muy justo. Porque por mucho que sea el propio GM del equipo quien acepte este tipo de traspasos y piense que hace un favor porque a cambio está recibiendo piezas del draft con el que en el futuro si que puede construir algo.
En la actualidad el porcentaje de dinero que va para jugadores “reales” de Arizona no llegaría al límite salarial que había en la NHL en 2007, que era la mitad del actual. Es un dato que muestra lo grave de este problema.
Ningún equipo se ha construido sólo con piezas del draft, necesitan jugadores con experiencia, algo más que chavales de 18 que todavía no saben afeitarse.
Y con estos contratos fantasmas en sus cuentas, es imposible que intenten reflotar un poco. No es un dato que ayude mucho a esos rumores constantes de que es una franquicia con los días contados, y todos sabemos que al final los padres miraban debajo de la cama y tocaba ordenar como tocaba. Habrá que ver qué solución da Bettman a esto y si la solución no es mover el equipo y empezar de cero.