El 26 de junio de 1999, la historia de los Vancouver Canucks cambió para siempre. En el último draft de la NHL del milenio, Brian Burke, entonces director general de la franquicia, encendió con una llamada el periodo más exitoso del club hasta la fecha.
Los Canucks escogieron a dos hermanos suecos, Henrik y Daniel Sedin, con la segunda y tercera selecciones. Pese a los evidentes obstáculos logísticos de la decisión, Burke determinó que el valor de los gemelos juntos crecía exponencialmente e impulsó una serie de movimientos para reclutarlos en Vancouver. No obstante, la trayectoria de los Sedin empieza 19 años antes, en el pequeño pueblo de Ornskoldsvik.
El mayor fue Henrik, por apenas seis minutos. A partir de ese punto, sus vidas se aferraron con fuerza entre ellas. Ambos comenzaron a jugar conjuntamente a los ochos años y ya formaban parte de la misma línea a los 14, con sus papeles en el hielo definidos. Henrik organizaba la jugada y Daniel la remataba. Así, la pareja se curtió en el MoDo, uno de los principales equipos formadores de la Elite League sueca. En su segundo año en la potente competición, los hermanos compartieron el premio de MVP y emitieron una señal en el radar de los equipos de la NHL. Si bien, Mike Barnett, agente de los gemelos, dejó claro antes del draft que los Sedin querían jugar juntos.
Doble o nada
Los Canucks estaban entre los conjuntos que poseían un pick entre los cinco primeros. El equipo venía de una temporada en negativo, pues terminó con el peor registro de la Conferencia Oeste por segundo año consecutivo. Únicamente cuatro campañas antes, Vancouver había peleado la Stanley Cup hasta el séptimo partido con los New York Rangers. La paulatina caída de la franquicia, que encadenaba entonces tres cursos sin probar las mieles de la postemporada, llevó a la reconstrucción de la plantilla. Entre las necesidades básicas, los Canucks requerían poder anotador, y Daniel Sedin encajaba como un guante en los planes de la directiva. Con esta premisa, Burke apostó fuerte por los gemelos y enlazó tres traspasos diferentes para conseguir la tercera selección.
Vancouver pagó un precio alto por los dos talentos, aún sin madurar. No obstante, la decisión del general manager estableció en el club dos piedras angulares para el futuro. Las victorias no llegaron de inmediato, sino que les costó un año trasladar su juego combinativo de Suecia a Canadá ante una liga más física y exigente. En suma, durante sus primeras cuatro temporadas en la NHL, Henrik apenas promedió 36,5 puntos por temporada y Daniel cerca de 38. El curso siguiente, el infame 2004-05, los gemelos regresaron al MoDo debido al cierre patronal que suprimió la campaña.
Un vínculo inquebrantable
Después del lockout, el rendimiento de los Sedin comenzó a emerger a la vez que ganaban peso en el equipo con más minutos y mayor responsabilidad. A partir de 2005, tanto un hermano como el otro dejaban su huella en cada partido en forma de puntos. Henrik explotó en la 2009-10 con 112 unidades a su nombre, cifra que le valió para lograr los trofeos Art Ross y Hart como máximo goleador y MVP de la NHL. Por su parte, Daniel, lesionado durante gran parte de aquel curso, se consagró al año siguiente, cuando anotó 41 goles y 104 puntos para ganar el Art Ross.
Asimismo, los Canucks disfrutaron de una racha triunfal sin precedentes. Vancouver alcanzó los playoffs en los primeros cuatro ejercicios con los hermanos en la plantilla. El equipo sufrió tras el cierre patronal, pero, a partir de la 2008-09, los Canucks presentaron su candidatura a la Copa cinco temporadas seguidas y ‘mordieron’ el Presidents’ Trophy en dos ocasiones. Finalmente, Henrik y Daniel Sedin se retiraron de forma conjunta en 2018 tras 17 temporadas disputadas, todas ellas en los Vancouver Canucks. Entre ambos, los hermanos jugaron más de 2600 encuentros y anotaron un total de 2111 puntos. Su historia, ligada a un club, se cerró con un final de cuento en 2020, cuando los Canucks retiraron sus números durante la ‘Semana de los Sedin’.
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