Connect with us

Historia

Un visionario del hockey moderno: Art Ross, el arquitecto de la dinastía de los Boston Bruins

Art Ross. Getty Images

El legado de Art Ross para con el hockey sobre hielo discurre a través de una trayectoria vital que comprende un abanico completo de capítulos; desde su etapa como jugador a su periodo como directivo. No obstante, si un momento de su relación con el deporte queda en la historia por su influencia sobre el destino de la National Hockey League (NHL) reside en su desempeño como entrenador.

Pese a que su carrera como jugador fue corta – apenas disputó tres partidos con los breves Montreal Wanderers en 1917 – dejó una herencia indispensable como técnico y director general, particularmente con los Boston Bruins, franquicia a la que impulsó hacia la potencia que es en la actualidad. Más allá de su relación con el equipo, Ross, inmortalizado por su pionerismo mediante el trofeo que porta su nombre y logra cada año el máximo goleador de la liga, introdujo cambios de normas y mejoras clave hasta el día de hoy.

Bajo el liderazgo del natural de Ontario, Boston se convirtió en la primera ciudad de los Estados Unidos (dentro de la NHL) en alojar una franquicia ganadora de la Stanley Cup

La carrera del canadiense detrás de los banquillos comenzó en los primeros años del hockey profesional en los propios Wanderers, donde asumió el papel antaño habitual de entrenador-jugador, y después en los Hamilton Tigers. Finalmente, Ross cogió las riendas como el primer head coach y general manager de los Bruins en 1924. Bajo el liderazgo del natural de Ontario, Boston se convirtió en la primera ciudad de los Estados Unidos (dentro de la NHL) en alojar una franquicia ganadora de la Stanley Cup cinco años más tarde. Durante su etapa en el cargo – hasta 1945 en el banquillo y hasta 1954 en la directiva – Ross construyó conjuntos que mezclaron la habilidad y la técnica con la vanguardia. Su figura resultó vital para adquirir a los talentosos jugadores que alcanzaron la gloria definitiva en dos ocasiones más antes de su retirada. Sin embargo, incluso después de ésta, siguió involucrado en la creación de la identidad del club.

De la innovación al control

El éxito de los Bruins durante el periodo de Art Ross no ocurrió por casualidad. El entrenador canadiense tenía ojo para las promesas y un firme compromiso para con la innovación. De esta manera, Ross buscaba constantemente formas de mejorar no sólo a sus equipos, sino también al deporte. Sus escuadras subrayaban la disciplina y el juego estructurado así como la capacidad para adaptarse a las cambiantes circunstancias. El natural de Naughton enfatizaba la velocidad y el pase estratégico mientras se alejaba del estilo caótico e individualista que dominó el deporte en su génesis. Ross creía en una aproximación sistemática al hockey, donde las tareas de los jugadores aparecían bien definidas y confluían en un esfuerzo de equipo cohesivo. Esta habilidad para implementar y reconfigurar los esquemas estribó en una de las llaves para alargar las victorias de Boston a lo largo de más de dos décadas.

Integrantes del equipo de los Boston Bruins que disputó la final por la Stanley Cup ante los Toronto Maple Leafs en 1931 | Getty Images

Al margen de sus proezas como director técnico y general manager, la figura de Ross resalta por sus invenciones alrededor del deporte, literalmente. El canadiense colaboró en el desarrollo del puck moderno y participó en un perfeccionamiento que lo hizo más duradero. Asimismo, Ross, nacido en enero de 1886, abogó por unas variaciones en la normativa del juego que permitieron acelerarlo; por ejemplo, ajustes a las reglas del fuera de juego y el pase que contribuyeron a una mayor fluidez y la consiguiente mejor y más emocionante experiencia para los espectadores. Su voluntad de retar el status quo y promover el progreso desmarca al natural de Ontario de otras personalidades contemporáneas. La influencia de Ross todavía puede apreciarse en diversos aspectos del hockey sobre hielo actual y demuestra el impacto de su mentalidad visionaria.

Al sur de la frontera

La influencia de Art Ross, tanto en sus equipos como en el deporte, ayudó a tejer los hilos que sustentaron la NHL en sus orígenes. En este sentido, su compromiso para hacer crecer el deporte al sur de la frontera canadiense, en los Estados Unidos, ayudó a expandir la popularidad del hockey lejos de sus raíces primigenias. La capacidad del nacido en Naughton para combinar la vanguardia técnica y táctica con la practicidad en la dirección hizo florecer a los Bruins de la recordada Kraut Line. Pese a su jubilación a mediados de los años 50, su legado continuó a través de los mismos jugadores que mentorizó y llevaron a cabo sus estrategias. A tal efecto, el premio en su honor, introducido en 1947, sirve de apropiado homenaje a sus aportaciones.

Frank Calder (derecha al frente), presidente de la NHL, entrega la Stanley Cup a Art Ross (izquierda) | Getty Images

En definitiva, la herencia de Ross en el hockey se extiende sin parangón hasta la esencia del deporte y afecta cada noche a cada partido que se disputa bajo el sello de la NHL. Como entrenador, director general y pionero, ayudó a construir la liga como se conoce en la actualidad. Concretamente, su trabajo con los Boston Bruins colocó los cimientos de una de las franquicias con más solera de la competición, mientras que sus contribuciones para con el juego graban su nombre entre aquellos inolvidables. Bien a través de los equipos campeones que diseñó, bien por medio de los avances estratégicos que introdujo; la influencia de Art Ross conserva un puesto de privilegio en la trayectoria moderna del hockey sobre hielo. Pocas personas dejaron un impacto tan profundo, que ha inspirado a generaciones de jugadores, técnicos y aficionados.

Te puede interesar…

.

More in Historia