A día de hoy se hace impensable jugar un partido de la NHL (y hockey hielo en general) sin casco, causando una sensación extraña de admiración y horror por igual hacia los jugadores de antaño viendo imágenes y vídeos históricos. Admiración por qué saltar al hielo sin la protección facial y darlo todo por tus compañeros era digno de admirar, horror por qué no es difícil de imaginar las clases de lesiones que sufrían los jugadores en momentos de golpearse en el hielo, recibir impactos involuntarios (o no) con el stick o del propio puck.
Los porteros, como es lógico, fueron los primeros en ponerse el casco dada su posición de absoluta vulnerabilidad ante la mayoría de acciones donde tenían de intervenir, pero en el caso de los jugadores de campo tardarían varias décadas más en realizar lo mismo.
En 1979, la NHL decidiría establecer la obligatoriedad de llevar casco para todos los jugadores que entrasen a la liga a partir del 1 de junio de ese mismo año, así se imponían las bases para que al cabo de unos cuantos cursos la gran parte de jugadores llevasen casco; cabe recordar que durante la campaña de 1978/79, un 30% de jugadores de la NHL aún no lo llevaban. Esta norma causó un gran revuelo, como todas las que establecen un importante cambio en el juego, dado que varios jugadores y analistas querían que se pudiera escoger con libertad si se quería llevarlo o no, algunos jugadores (los que aún no lo vestián) argumentaban que no se sentían cómodos con él y que su juego se resentiría. Al final, esta obligatoriedad afectaba más que nada a los jóvenes que entraban a la liga mediante el draft y los cuáles ya llevaban casco en las categorías juveniles, pero varios de ellos se lo quitaban una vez se hacían profesionales.
Todo esto cambiaría, se había iniciado un cambio radical en la NHL y solamente los jugadores ya pertenecientes a la liga en ese momento podían decidir si llevar casco o no, algo que con el paso de los años iría reduciendo su número de forma lógica, creando la singularidad de ver unos pocos jugadores en el hielo aún con la melena al viento en medio de una marea llena de jugadores con casco. Este artículo presentará los últimos ‘valientes’ (y temerarios por igual) que aguantaron sin llevar casco en la NHL.
Los últimos 10 jugadores en jugar sin casco
Los años noventa fueron el punto y final de estos ‘valientes’ y también inconscientes de jugar sin protección craneal.
Ron Duguay (1988/89)
Al Secord (1989/90)
Guy Lafleur (1990/91)
Harold Snepsts (1990/91)
Greg Smith (1992/93)
Doug Wilson (1992/93)
Rod Langway (1992/93)
Randy Carlyle (1992/93)
Brad Marsh (1992/93)
Craig MacTavish (1996/97)
En la actualidad, cuando a un jugador le salta el casco por alguna razón, durante esos instantes en que patina por el hielo mientras se dirige al banquillo, rememora fugazmente esas imágenes clásicas (Old time hockey puro) que tanto gustan a los fans del hockey pero que afortunadamente para la seguridad e integridad de los jugadores mejor haber dejado atrás.