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Historia

Jim Balsillie y la NHL, una historia de desencuentros

Un par de decenios atrás, uno de los nombres que más sonaban dentro del mundo del hockey norteamericano era el de Jim Balsillie, un hombre con una misión clara: comprar una franquicia NHL y trasladarla a Hamilton (Ontario).

Co-creador de Blackberry, la empresa que revolucionaría el mercado de teléfonos móviles antes de la irrupción en masa de los dispositivos con sistemas iOS y Android, intentaría en tres ocasiones confirmadas (una posible cuarta) hacerse con algún equipo en problemas, en todas las ocasiones sin éxito debido a su proceder en las formas, creándose antipatías entre las cabezas dominantes de la liga. 

Los Penguins, el primer objetivo

Pasado el primer lustro del siglo XXI, los Pens se encontraban inmersos en una grave crisi institucional y deportiva, habían pasado los años donde Mario Lemieux, Jaromir Jagr y compañía eran habituales de las postemporadas, la plantilla se había ido debilitando, dejando atrás ilustres veteranos y confiando el futuro en los más que prometedores M.A. Fleury y Sidney Crosby

Bettman no quería perder el mercado de Pittsburgh

Deportivamente hablando, el horizonte era positivo pero la franquicia necesitaba urgentemente un nuevo pabellón, el Mellon Arena era muy antiguo y no permitía llegar a las cifras económicas deseadas para que un equipo NHL se mantuviera con buena salud.

Jim Balsillie | SI.com

En octubre de 2006, Balsillie entraría en acción presentando una oferta de compra de $185 millones, Gary Bettman, (comisionado de la NHL) no dejaría que la propuesta fuera a más después de mediar para que finalmente Pittsburgh obtuviera la luz verde para una nueva arena, más grande y moderna, asegurando el futuro del equipo en la ciudad del oeste de Pennsilvania. La intención del multimillonario canadiense era trasladar la franquicia a Hamilton, pero la liga no quería perder uno de los mercados estadounidenses más propicios para el hockey. Esta sería la primera experiencia amarga de Balsillie con la NHL.

A la ‘salvación’ de los Predators

Los Preds hacía apenas nueve años que competían en la NHL cuando Balsillie ‘entraría en sus vidas’, la franquicia de Tennessee le costaba por aquel entonces vender el hockey en un mercado poco dado al deporte helado y los problemas de viabilidad empezarían a aflorar. En mayo de 2007, el canadiense presentaría una oferta de compra de $238 millones, primero con la intención de preservar el equipo en Nashville pero su idea inicial de tener una franquicia NHL en Hamilton rápidamente le haría virar el rumbo, incluso empezaría a vender abonos de temporada en la ciudad de Ontario para su futuro e hipotético equipo, esta actitud provocativa hacia la liga le alejaría del acuerdo.

Gary Bettman, comisionado de la NHL | Bleacher Report

Finalmente Craig Leopold (actual ‘mandamás’ en los Minnesota Wild), propietario en esos años de los Preds, vendería el conjunto sureño a un conglomerado local y la franquicia conseguiría subir su popularidad inmensamente, siendo actualmente un equipo muy querido y seguido en Nashville. Con una nueva negativa bajo el brazo, Balsillie se iría a casa pero aún con ganas de dar que hablar, su imagen dentro de la NHL ya estaba tocada de muerte y muy pocos propietarios le querían como consorte dentro de la liga. Bettman ya se había tomado el asunto como algo personal.

Pondría su mirada en los Coyotes

Dos años más tarde, en 2009, su objetivo de comprar una franquicia NHL y reubicarla en Hamilton seguía en pie, esta vez serían los Phoenix Coyotes (Arizona Coyotes). los ‘elegidos’ para la causa de Balsillie. El equipo del suroeste de los EEUU se había declarado en bancarrota y esta situación la quería aprovechar el bueno de Jim, el millonario canadiense ofrecería esta vez $245 millones, pero el juez que llevaba la instrucción del caso determinaba que el acuerdo entre el propietario de los Coyotes y Balsillie (compra y recolocación del equipo) no se ceñían a lo esperado por la liga. 

Balsillie estaría cerca de su sueño pero de nuevo se le escaparía

Bettman no quería perder (aunque finalmente acabarían en Utah) una franquicia símbolo de su expansión por zonas menos acostumbradas al hockey dentro de los EEUU, además que su relación con el CEO de Blackberry no se encontraba ni por asomo dentro de los límites de lo amigable. Este nuevo revés dejaría sentenciada del todo la aspiración de Balsillie de llevar el hockey profesional al sur de Ontario (los Maple Leafs y Sabres tampoco no querían ni oír hablar del tema), correría el rumor que en 2011 intentaría llevarse precisamente a los Sabres en medio de la compra de estos por parte de Terry Pegula, pero nunca se haría oficial. Aquí terminaría definitivamente el ‘idilio’ entre la NHL y Balsillie junto con el sueño de Hamilton entrar en el mundo de las grandes ligas. 

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