Lake Placid, Nueva York. 22 de Febrero de 1980. Treinta segundos para el final en el Olympic Fieldhouse (Actualmente Herb Brooks Arena). El disco está en la zona neutral del hielo, Vladimir Petrov coge el disco y lanza desde lejos para que Craig desvíe el puck con la guarda derecha, el disco sigue en posesión de los Rusos y Valeri Kharlamov, de descendencia española, lo intenta por última vez pero el disco pasa lejos de la portería de EEUU.
Tras un enjambre de palos y patines los americanos logran despejar el disco lo más lejos de los tubos de Craig y comienza la cuenta atrás. Con diez segundos el estadio entra en locura y como os contamos hace unos días en NHLmanía , se pronuncia una de las frases más famosas del mundo del deporte en EEUU con Al Maichels al mando. La selección de los Estados Unidos y compuesta por jugadores universitarios, lograba derrotar al todo poderoso equipo Ruso en unos Juegos Olímpicos de Invierno de los cuales los de Moscú habían ganado en cinco de las seis últimas ediciones.
¿Cómo pudo una selección tan joven (21 años de media) derrotar a la todo poderosa Unión Soviética?
Desde la parte rusa se cuenta de que los jugadores se confiaron debido a la victoria contra los propios americanos semanas antes por 10-3 en un partido de preparación. También hay un rumor de que los Rusos la noche antes y a sabiendas de que eran mejores, estuvieron de celebración con parte del equipo femenino de patinaje artístico que dirigía Tatiana Tarásova, hija de Anatoli Tarasov el padre creador del hockey sobre hielo en Rusia. Pero lo cierto es que la selección de los EEUU con Herb Brooks al mando, se tomó muy en serio la idea de poder desbancar a los Rusos en casa, en EEUU y ante los suyos.
El programa olímpico de Hockey decidió contar con Brooks el cual en el único oro que los americanos tenían (1960) fue el último jugador en ser cortado tres días antes de empezar los juegos. Si los Rusos habían creado su propio juego desde cero, el nuevo entrenador de EEUU y su equipo tenían claro que no podían enfrentarse cara a cara con el estilo de juego actual. Para ello Brooks contó con parte de la plantilla de los Minnesota Golden Gophers con los que acababa de ganar el campeonato nacional. Un total de nueve jugadores de esa universidad sería la parte central de esa selección que junto a once jóvenes mas, serían los encargados de intentar la hazaña de ganar el oro en casa. ¿El estilo de juego? una mezcla de la rapidez de los jugadores europeos que ya abundaban en la NHL junto al trabajo físico de los EEUU. La base principal del equipo Ruso era su forma física.
Sin ser considerados profesionales como los de la NHL en esa época, es sabido que el régimen de entrenamiento para ellos era lo más parecido al militar por lo que en la parte física siempre lograban llegar más frescos a los terceros periodos en los partidos de hockey. De ahí la insistencia de Brooks en trabajar esa parte. Muchos años después en diversas entrevistas a jugadores de esa selección, todos hacían hincapié en lo duro que llegaron a ser los entrenamientos, algo a lo que no estaban acostumbrados. Es de sobra conocido el episodio tras las derrota en un amistoso contra Noruega, cuando Brooks entró en el vestuario tras el partido y los obligó durante más de una hora a realizar los famosos “Sprints” entre líneas, una práctica agotadora en el mundo del hockey.
La preparación para los JJOO de Lake Placid pasó por un total de 61 partidos con una marca de 42 victorias, 16 derrotas y tres empates no sin antes recibir la mencionada derrota por 10-3 ante los Rusos en el Madison Square Garden. Este partido en casa, supuso un ejercicio psicológico de Brooks con parte del equipo, entre ellos con Jim Craig que era el portero titular y al que le confesó qué había cometido un error al alinearlo de titular. Esa “acusación” hizo de Craig una pieza clave en estos JJOO.
Para los Rusos, el camino hasta el enfrentamiento con los Americanos en Lake Placid, fue un paseo fácil. Pasaron por encima a Japón, Holanda y Polonia y solo Finlandia y Canadá pudieron plantarles algo de cara. Mientras tantos EEUU empezaba los JJOO con un empate ante Suecia para luego no sufrir mucho el resto de partidos de la fase inicial. Victorias ante Checoslovaquia, Noruega, Rumanía y Alemania Occidental, daban el pase a la fase final a los de Brooks.
Cabe mencionar que el formato de estos JJOO no es como el actual. Se clasificaban los dos primeros de cada grupo y los terceros jugarían entre sí para determinar el quinto y sexto puesto. El empate de los americanos ante Suecia le hacía enfrentarse a los Rusos en la liguilla final para poder acceder a la lucha por el oro.
Llegaba el gran día. En un clima marcado por la guerra fría, este partido sin ser la lucha por el oro, era algo más que un juego. El partido se iba a emitir en diferido ya que los EEUU querían pasarlo por prime time pero los Rusos protestaron ya que ese cambio de hora supondría una emisión a unas horas poco inusuales en su país. La IIHF se negó a las exigencias de los americanos. El ruido en el Olympic Fieldhouse es de los mas ensordecedores que se recuerdan en una pista de hockey. El disco se ponía en marcha y aunque los Rusos se adelantaban temprano gracias a que Krutov desviaba un disparo desde lejos de su compañero Kasatonov, algo había cambiado desde aquel 10-3 semanas antes. Los Rusos pronto se dieron cuenta de que la velocidad y fuerza de los americanos no eran las mismas. En el minuto 14 los americanos se presentaban. En un robo del disco, Pavelich se hacía con él en el centro del hielo y asistía a su compañero Schneider en la línea azul de los Rusos para sin pensarlo disparar a puerta sin que nada pudiera hacer su portero. Los de Tikhonov, actual entrenador de Rusia, no tardaron en responder con un contraataque a los que tenían acostumbrados al mundo del hockey.
Mucha velocidad y precisión para qué Makarov volviera a poner por delante a los Rusos. EEUU no bajó el nivel aún quedando no más de dos minutos para el final del periodo y aquí es donde se produce uno de los momentos claves de este partido. Los de Brooks asediaron durante dos minutos la portería del que estaba considerado mejor portero del mundo, Vladislav Tretiak y a falta de cinco segundos el disco estaba en el centro del hielo en poder de los americanos, al parecer Tretiak estaba mirando el marcador (cosa que nunca hacía como bien reconoció años después) y Dave Christian soltaba un disparo hacia el centro de la portería, algo que a simple vista es fácil de atajar para cualquier portero, pero a Tretiak le pilló desprevenido y despejó malamente el puck para que Mark Jhonson anotara el gol del empate justo ante de sonar la bocina. EEUU le estaba plantando cara y la sorpresa llegó cuando los dos equipos saltaron al hielo para el segundo tiempo. Tikhonov había dejado en el banquillo al muro Tretiak como castigo y sacaba al portero suplente Vladimir Myshkin.
Es de mencionar que en el segundo periodo, Vladimir dejó su portería a cero y los Rusos lograban ponerse por delante a los dos minutos con otro contraataque veloz de Maltsev que en el cara a cara con Craig lograba el 2-3. Y llegamos al tercer cuarto donde los americanos fueron a por todas. La clave para vencer a los Rusos era llegar fisicamente bien a este periodo y que ellos y su preparación les hacía superiores en esta parte del partido. Aquí es donde los de Tikhonov supieron a ciencia cierta del nivel de los Americanos. Craig lograba parar todo lo que llegaba por parte del “ejército rojo” y sus compañeros mantenían el nivel físico del resto de partido. Poco antes de llegar al minuto nueve, Dave Slik lograba llegar a la línea azul de los Rusos y antes de caer por completo al suelo lograba soltar el puck que tropezaba en el patín de Kasatonov y llegaba a Johnson para lograr el empate y su segundo gol de la noche. Los Rusos iniciaron una ataque total durante los minutos siguientes hasta que en el minuto diez el capitán Mike Eruzione lograba controlar el disco y batir al portero Ruso.
EEUU se ponía por delante a falta de 10 minutos, los diez minutos más largos en mucho tiempo en una cancha de hockey sobre hielo. Aquí entró el poder físico de los Rusos pero el destino estaba escrito para los de Brooks y compañía y el resultado no cambió hasta el final con la famosa cuenta atrás de Al Maichels. EEUU lograba la hazaña y el Olympic Fieldhouse estalló en júbilo. La celebración duró casi diez minutos y los Rusos estuvieron en todo momento en la pista al otro lado. El milagro estaba realizado y días después el oro olímpico era para los americanos tras derrotar a Finlandia por 4-2. Rusia acabaría logrando la plata.