Hace 12 años, en noviembre de 2012, el reconocido delantero de los Toronto Maple Leafs Mats Sundin grabó su nombre para la eternidad en el Salón de la Fama del hockey. Junto a Pavel Bure, Adam Oates y Joe Sakic, Sundin fue uno de los cuatro exjugadores que recibieron el honor aquel curso.
La consagración del atacante sueco representa la inspiración y el agradecimiento a su extensa trayectoria de 13 temporadas en Toronto. Pese a que no llevó a la franquicia a la esperada Stanley Cup, Sundin asumió el papel de líder en la comunidad, un sentimiento que los aficionados que llenaban el ‘antiguo’ Air Canada Centre devolvían en forma de aliento. “Nunca olvidaré lo que me habéis dado”, confesó durante su discurso en el Hall of Fame.
El equipo, que no levanta el campeonato desde 1967, vio en el center una luz al final del túnel que danzaba vestida de azul y blanco por el hielo. La historia de Sundin comienza unos años antes, en 1989, cuando accedió a la liga seleccionado a través del draft por los desaparecidos Quebec Nordiques – ahora Colorado Avalanche. El sueco llevaba la historia en las venas, pues se convirtió en el primer jugador nacido en Europa en ser elegido primero absoluto. Sundin llegó a Toronto en junio de 1994 mediante un traspaso a priori descorazonador para los aficionados de los Maple Leafs, pues el club cedió a Wendel Clark, Sylvain Lefebvre y un pick de primera ronda para aquel mismo año. Las cosas tardaron poco en cambiar.
El líder del equipo
Mats Sundin creció hasta ser uno de los patinadores más populares en la laureada historia de los Leafs. El delantero empezó su etapa en Toronto con buen pie y encabezó la anotación del equipo, una muestra de lo que estaba por venir. El natural de Bromma acumuló 564 goles y 785 asistencias – 1349 puntos – en un total de 1346 partidos de temporada regular de la NHL, es decir, más de una anotación por partido. Con los Maple Leafs en particular, Sundin alcanzó 987 puntos en 981 encuentros regulares. Todo ello, sumado a ocho viajes a los playoffs con Toronto, convirtió al delantero centro en el jugador fetiche de los aficionados al hockey en Ontario mientras el calendario daba la bienvenida al nuevo milenio.
“Su primer objetivo siempre era estar ahí cuando se le necesitaba”, señaló Steve Thomas, compañero de línea de Sundin en Toronto, en una entrevista con el diario local Toronto Sun. “Cuando jugábamos juntos en los Leafs también competimos por ver quién terminaba con más goles en la prórroga en su carrera. Mats era como yo en el tiempo extra, siempre esperaba de pie en el banquillo el momento de salir para marcar el gol de la victoria”. Finalmente, el sueco batió al inglés en la estadística, con 96 tantos ganadores por 78 en sus respectivas trayectorias. Asimismo, y en un término quizá más importante, Sundin todavía posee el mejor registro de goles y puntos de Toronto.
El paso a la eternidad
Cuando Sundin subió al escenario y cinceló su nombre para convertirse oficialmente en miembro del Salón de la Fama, los allí presentes cantaron su nombre en alto. Los compañeros de promoción recibieron el mismo tratamiento, pero el apoyo fue especialmente notable cuando el curtido rostro del sueco apareció en las pantallas. La admiración del deporte por el delantero es incontestable, sobre todo para un jugador que nunca ha levantado la Copa. El sentimiento se aprecia también fuera de Canadá, no sólo en los Estados Unidos, sino también en el viejo continente.
El atacante entra en la lista de los principales jugadores europeos de hockey sobre hielo. En el plano internacional, aparte de su pionerismo al otro lado del Atlántico, Sundin ‘mordió’ tres medallas de oro con Suecia en el Campeonato del Mundo y otro metal dorado en los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006. En total, el delantero centro representó a su país en cada temporada desde antes de los 16 años. Hoy en día, con todos los goles marcados y los duelos disputados a su espalda, del sueco queda su liderazgo tranquilo y sin estridencias; una forma de inspiración y un modelo que saca una sonrisa en el recuerdo a aquellos que lo vieron jugar. Algún día, un capitán de los Toronto Maple Leafs alzará la Stanley Cup de nuevo. Hasta ese momento, Mats Sundin continuará en la mente de los seguidores de la franquicia.
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