La naturaleza del ser humano es compleja, pero es innegable la existencia de ciertos comportamientos inherentes a práctica totalidad de todos nosotros. Uno de esos rasgos más comunes es la tendencia a idealizar el pasado.
Esta actitud nos suele desesperar cuando estamos atravesando la adolescencia pero, a medida que vamos añadiendo velas a la tarta, no podemos evitar el acercarnos cada vez más a esa visión del mundo propia del ‘Abuelo Cebolleta‘.
Ahora bien, no estamos aquí para abrir un debate que deberíamos abordar desde el punto de la neurociencia, sino para intentar quitarnos el ‘mono’ de hockey en la offseason. Así que vamos a ello.
¿Revolution is coming?
Después de una de las temporadas más intensas que recordamos (enhorabuena a los Av’s, btw), no creo que esté equivocado al afirmar que la gran mayoría de aficionados estamos esperanzados en poder asistir a lo que podría ser el comienzo del fin de la llamada dead-puck era.
Todavía es muy prematuro para entender si se trata de una anomalía o un cambio de tendencia, pero es la primera vez que lo vemos en casi 25 años. La siguiente temporada nos ayudará a entender mejor este fenómeno.
A su vez, esta explosión ofensiva ha supuesto el caldo de cultivo perfecto para dar rienda suelta a una de las actividades favoritas de los aficionados a cualquier deporte, hacer comparaciones y preparar rankings. Incluso los habitantes de la capital del inhóspito Norte de Alberta no son inmunes a ello.
Cada vez que alguien menciona Edmonton, hay dos temas de conversación inevitables, la industria petrolífera y los Oilers de los años 80. Hasta Sebastian Vettel recientemente ha mencionado las tar sands durante el GP de Canadá.
Eso sí, lo ha hecho exclusivamente para criticar la industria petrolera canadiense, algo realmente curioso para alguien patrocinado por Saudi Aramco, dicho sea de paso.
Volviendo al hielo, si prestamos atención a la campaña realizada por Connor McDavid, las voces que tratan de establecer comparaciones con ‘The Great One’ son cada vez más difíciles de acallar. Es cierto que estamos intentando comparar al ’99’ con alguien todavía a mitad de su carrera, pero hay ciertos parámetros que merece la pena estudiar.
Respecto a esto último, es una pena que no dispongamos de datos para poder derivar estadísticos como el Corsi o Fenwick antes de 2005 (por no hablar de otras estadísticas avanzadas), pero estoy seguro de que seremos capaces de sacar algo. Para ello, recurriremos a métricas más convencionales.
Visión personal
Antes de empezar a tratar el tema algo más en detalle, voy a poner las cartas sobre la mesa. Personalmente, tengo las mismas preferencias que mi estimado Tom Tango: el mejor goleador ha sido Mike Bossy, el jugador ofensivo más talentoso Mario Lemieux, y el más productivo Wayne Gretzky. El siguiente artículo es de lectura obligada para todos aquellos que pensamos que aunque matemáticamente no tenga mucho sentido, ’66’ >’99’
McDavid vs Gretzky (Datos generales)
¿Cómo vamos a intentar comparar la productividad de ambos jugadores? Es cierto que estamos intentando establecer paralelismos entre dos épocas completamente diferentes. En este mismo momento estoy empezando a oír a los puristas hablar del estilo butterfly de los porteros, tamaño de las guardas, o el infame ‘Neutral zone trap’ desarrollado por los Devils a mediados de los años 90.
Para intentar normalizar los distintos factores que influyen en el número total de puntos conseguidos por ambos jugadores, el análisis que hemos realizado contiene las siguientes asunciones:
- Se han considerado los primeros siete años de carrera profesional de ambos jugadores.
- Porcentaje de goles, asistencias y puntos de cada jugador con respecto al conjunto del equipo. De esta forma intentaremos normalizar la producción individual con respecto a sus compañeros.
Otro factor especialmente relevante es el relativo a la cantidad de partidos jugados por temporada por cada uno de los ‘contendientes’. Para tener en cuenta este hecho, los valores de goles, asistencias y puntos de cada equipo y jugador se han prorrateado por encuentro disputado. Lo ideal hubiese sido normalizar utilizando otros parámetros como el TOI (Time on Ice), pero la falta de datos en la época ‘ochentera‘ nos lo impiden.
Hay que reconocer la existencia de cierto sesgo, pero para una comparativa no muy detallada (para ser leída con un mojito en la mano a orillas del mar), puede ser más que válida.
El frío dato
En las tres últimas columnas de las siguientes tablas (‘G_PCT’, ‘A_PCT’ y ‘P_PCT’), se encuentran recogidos respectivamente los porcentajes de goles, asistencias y puntos de cada jugado respecto al total del equipo.
Estos valores se han derivado con los datos correspondientes a jugador y equipo, recogidos en las columnas anteriores, siguiendo las asunciones expuestas anteriormente.
La mirada crítica
Cojamos las gafas y empecemos a mirar con algo más de cariño el frío dato recogido en las tablas. Si nos fijamos únicamente en la última columna (porcentaje de puntos de cada jugador con respecto al total del equipo), podemos comprobar los siguientes hechos:
- El mayor porcentaje de ambos jugadores lo obtuvo McDavid en 2020-21 con un 21.08%. En otras palabras, uno de cada 5 puntos de los Oilers esa temporada pasó por el stick de Connor. Aún así, sólo se disputaron 56 partidos debido al COVID, corriendo el riesgo de que los valores puedan estar ligeramente inflados.
- La última temporada de McDavid, donde la percepción de su rendimiento se ha disparado, es la segunda con porcentaje más bajo de su carrera (16.31%). Esto puede parecer contradictorio a primera vista, pero lo más probable es que la mejora del rendimiento global del equipo haya mermado su peso específico. Lo analizaremos en otro artículo, lo merece.
- Al hilo del punto anterior, no debemos olvidar que Gretzky consiguió esas cifras en un equipo ganador de múltiples Stanley Cups, con varios Hall of Famers en sus filas. Generalmente, al añadir talento la producción individual se diluye y, sorprendentemente, ‘The Great One’ siguió manteniendo su peso específico en el equipo.
- Finalmente, Gretzky presenta un porcentaje más estable a lo largo de los años, con menos desviaciones respecto a un valor promedio cercano al 18.7%. En el caso de McDavid, esta media se ajusta en torno al 18%.
Gráficas
Para interpretar de forma más visual las tablas anteriores, pasemos a graficar los datos recogidos en ellas. Empecemos con la relativa al porcentaje de goles:
Goles
Se confirma algo que podíamos prever teniendo en cuenta el estilo de juego de McDavid. Si descontamos la última temporada de ambos, el peso específico de Gretzky en el total de los goles anotados por los Oilers es ligeramente superior al de McDavid.
Es cierto que el último punto correspondiente a ‘The Great One’ es claramente inferior al resto, pero si analizamos las gráficas posteriores se comprueba que se trata muy posiblemente del cambio en su estilo de juego.
En esa temporada, Gretzky (52 goles) ‘solo’ fue el tercer máximo goleador del equipo, por detrás de Jari Kurri (62) y Glenn Anderson (54). A partir de ese año, Gretzky pasa a ser el jugador más centrado en ser un generador de juego que finalizador que la mayoría recordamos. Este efecto deberíamos ser capaces de apreciarlo en el porcentaje de asistencias.
Echemos un vistazo a las susodichas.
Asistencias
Aquí está claro lo que comentábamos anteriormente, la caída en la producción goleadora del ’99’ viene acompañada por un incremento significativo del porcentaje total de asistencias.
El efecto contrario se aprecia en la curva de McDavid, llegando al valor más bajo de su carrera. Aún así, merece la pena volver a recordar la imagen que ha transmitido el ’97’ este año, donde ha bajado su aportación individual, pero ha brillado con más fuerza.Tal vez ha generado un volumen inferior al de otras temporadas, pero con aportes de más calidad, algo que no es fácilmente cuantificable estadísticamente.
Finalmente, pasemos a la gráfica relativa al porcentaje de puntos.
Puntos
En esta gráfica apreciamos visualmente las conclusiones que comentábamos del análisis de la última columna de nuestras tablas.
Respecto a Gretzky, el hecho más relevante no es que sea capaz de mantener su producción relativamente estable a lo largo de sus primeros años de carrera profesional, sino que lo hace incluso cambiando su estilo de juego. Dicho de otra forma, es capaz de modificar su ratio de goles/asistencias (como hemos visto anteriormente) en favor de estas últimas sin penalizar la producción total (puntos).
McDavid, por su parte, presenta una mayor dispersión en su producción, tanto considerando los puntos totales, o goles y asistencias por separado.
Es posible que una explicación a este comportamiento radique en la multitud de cambios en el roster que Ken Holland ha realizado en los últimos tiempos, lo que haya implicado una constante adaptación de su juego al de sus compañeros. Ahora que los Oilers parecen encaminados a pelear por tocar silverware, esperemos que consigan cierta estabilidad y descubramos al McDavid ‘real’.
Finalmente, me despido deseando que estéis pasando la mejor de las offseasons posible y que no desesperéis, ya no queda nada para volver al rink. Nos seguimos leyendo.