Se acerca el inicio de temporada y con ello van llegando los análisis de los equipos. Se crean también los Power Rankings tanto de forwards, blueliners, goalies… Y lo más interesante: se empieza a leer en redes cómo los aficionados van argumentando los motivos de por qué su equipo va a llegar más o menos lejos.
Y en esas conversaciones, siempre se acostumbra a repetir una frase: “Si nuestra línea top rinde a su nivel…”
Pues bien, para todos aquellos que sigan la NHL de hace un rato, y sean fans verdaderos de sus equipos, esto les va a sonar mucho. Pero siempre viene bien repasar las mejores líneas de la historia. Muchas veces, tenemos controlados a “X” equipos, pero hay alguno que acostumbramos a tener más abandonado.
No es el caso de este texto. Aquí repasaremos la mejor línea de cada equipo y la compararemos brevemente con la que disponen en la actualidad. Aquí Seattle tendrá que esperar a tener su representación.
Dividido en 8 partes:
Atlantic
Entrega 1: Boston Bruins – Buffalo Sabres – Detroit Red Wings – Florida Panthers
Entrega 2: Montreal Canadiens – Ottawa Senators – Tampa Bay Lightning – Toronto Maple Leafs
CentralEntrega 3: Arizona Coyotes – Chicago Blackhawks – Colorado Avalanche – Dallas Stars
Entrega 4: Minnesota Wild – Nashville Predators – St. Louis Blues – Winnipeg Jets
Metropolitan
Entrega 5: Carolina Hurricanes – Columbus Blue Jackets – New Jersey Devils – New York Islanders
Entrega 6: New York Rangers – Philadelphia Flyers – Pittsburgh Penguins – Washington Capitals
Pacific
Entrega 7: Anaheim Ducks – Calgary Flames – Edmonton Oilers – Los Angeles Kings
Entrega 8: San José Sharks – Vancouver Canucks – Vegas Golden Knights
*Divisiones que a priori debería utilizar la liga según última información veraz.
Boston Bruins
Partimos de premisa de que la actual línea ofensiva número uno de los Bruins es ya de por sí un espectáculo.
La Perfect Line nace en 2014, y desde entonces el nivel que ha ofrecido es altísimo. Combinándose para conseguir grandes cifras anotadoras. Brad Marchand, Patrice Bergeron y David Pastrnak son un claro ejemplo del punch y de la conexión que necesita una L1 para dominar en el hielo.
Si nos alejamos un poco de la actualidad, podríamos ir a temporadas de muchos puntos por parte de tríos de los osos de Boston.
La “Bonanza line” con Joe Juneau, Adam Oates y Dmitri Kvartalnov se combinó en la 1992/93 para un total de 276 puntos.
Barridos por los Sabres en primera ronda, no certificaron en postemporada la gran conexión que mostraron en temporada regular. Eso sí, regalaron unos meses de ensueño a la afición.
Sin duda alguna, soy consciente de que voy a dejar pasar a grandes nombres de Boston como Johnny Bucyk (capitán en la era de Bobby Orr y Esposito) Rick Middleton, o la Kraut line, con Dumart, Bauer y Milt Schmidt, uno de los mejores centers que pasaron por Boston. Hay mucha calidad en la historia de este conjunto.
Aun así toca elegir para la franquicia bruin una línea que le dió dos campeonatos en los años 70 con nada más y nada menos que el killer del área Phil Esposito bajo los focos. Jugando tan solo 8 temporadas en Boston es -bajo mi punto de vista- sin lugar a dudas de los mejores, sino el mejor forward que ha tenido el equipo. Primer jugador NHL en alcanzar los 100 puntos. Lo alcanzó 6 veces con la camiseta negra y amarilla puesta.
En la temporada 1970/71 consiguió marcar 72 goles, una cifra histórica. Junto a él, Wayne Cashman vió como subían sus estadísticas. Uno de los cinco jugadores que más veces ha vestido la casaca bruin. Sexto en asistencias y séptimo en puntos de la historia del equipo de Massachusetts. Uno de los nombres de la franquicia sin duda.
Para completar el trío de esa línea, Ken Hodge, nueve temporadas de las 14 que jugó vistiendo la Big Bad Bruin. Está en el top ten del equipo tanto en goles como asistencias, puntos y +/-. Formó parte del trade (también llamado robo) que le llevó a él, a Esposito y a Stanfield a Boston desde Chicago.
Documental Big, Bad and Bobby
Aquí os dejo este bonito recuerdo de uno de esos maravillosos años en los que coincidieron ellos (junto a otros grandes jugadores de Boston como el histórico Bobby Orr, John Bucyk, John McKenzie, Fred Stanfield y Derek Sandersson, y Gerry Cheevers más Eddie Johnston en portería compartida.
Un auténtico lujo de plantilla para unos Bruins que repetirían dos temporadas después.
Buffalo Sabres
En un conjunto como el de Buffalo donde la actualidad nos brinda más penas que glorias, volver la mirada atrás nos llena de nostalgia y a la vez de ilusión y optimismo para pensar: siempre hay un futuro, y con él, vendrán nuevos grandes jugadores.
La actual línea número uno estaba formada por Jack Eichel (uno de los mejores centers de la actualidad), Taylor Hall (hasta que fue traspasado) y Victor Oloffsson. Sobre el papel, pintaba muchísimo mejor de lo que acabó siendo.
Tentado de poner la línea formada por Dave Andreychuk, Pat LaFontaine y Alex Mogilny, me veo en la obligación de citar a la The French Connection.
Antes dejadme rememorar la temporada 1992/93, en la que LaFontaine parecía y jugaba como un X factor diferencial y generacional. Terminó la temporada con 53 goles y ¡148 puntos! (Superado solamente por Lemieux con 160, otra barbaridad).
Mogilny era el artillero de esa línea, agradecido a los espacios y asistencias que recibía de su center endiosado, Alex terminó con 76 goles y 51 asistencias para 127 puntos. Cifras estratosféricas que hoy sueñan con volver a ver los aficionados sabres.
Y como tercera pieza de este puzzle, Dave Andreychuk desde el ala izquierda sumó 29 goles y 32 asistencias para 61 puntos. Formando una letal combinación de podería, juego bonito y gol.
Los Sabres cayeron en las Finales de división tras cinco años de caer en semifinales. Por aquél entonces, eran un fijo en los playoff. Incluso llegaron a jugar una Stanley Cup, perdiéndola en 1999 a manos de los Dallas Stars de Modano.
Para pasar a los elegidos para este artículo, me gustaría dejaros el testimonio que dejó LaFontaine sobre las conmociones y la salud en el hockey hielo.
Cuando estas historias clínicas son contadas por los propios protagonistas cobran más relevancia.
Además, LaFontaine se explica perfectamente para que uno pueda intuir qué supone y cuanto riesgo hay en cada jugada.
Volviendo a los elegidos, hay que recitar de una y de memoria esa línea que jugó junta desde 1972 hasta 1979:
- Rene Robert
- Gilbert Perreault
- Rick Martin
Robert, Perreault y Martin, apodados The French Connection por sus raíces franco-canadienses de Quebec.
Nacidos en: victoriaville, trois-rivière y verdun, quebec.
Llegaron al equipo con un año de diferencia. El primero fue Perreault, drafteado en primera posición en 1970, se juntó con Martin en la siguiente campaña tras repetir posición en el draft de 1971. Vía trade llegaría Robert en la 1972. Una vez se juntaron, vinieron 7 años de récords, goles y victorias que acompañarían al equipo hasta el traspaso de Robert a Colorado en 1979.
Sus tres camisetas cuelgan del techo del KeyBank Center bajo una bandera con su mote.
El trio consiguió llevar a los de Buffalo a su primera aparición en la final de una Stanley Cup ante los Flyers de Clarke, MacLeish y Leach.
Estas fueron sus estadísticas durante la temporada:
Una repartición de cifras asombrosa. La conjunción perfecta. Perreault era el playmaker de esa línea, tenía un don para manejar el stick y sus slaloms driblando con fintas contínuas le llevaron a salir en muchos highlights. Martin era un gran tirador, un killer desde cualquier posición y técnica. Dominaba tanto el slapshot como el wristshot. Y Robert era el pulmón, hiriente, punzante y sin miedo al contacto. El menos plástico pero el más completo de los tres.
En 2017 la NHL realizaba este vídeo homenaje a Gil Perreault:
Y aquí os dejo un corto vídeo con imágenes de la French Connection:
Detroit Red Wings
Con la mirada puesta en los próximos años, Blashill cuenta a día de hoy con una línea formada por Bertuzzi, Larkin y Vrana (hasta su lesión). Lejos de sus mejores tridentes ofensivos de su larga historia.
Podríamos mencionar la HUM line, compuesta por Paul Henderson, Norm Ullman y Bruce MacGregor en los sesenta. El trío llevó a los Red Wings a la final de la Stanley en 1966, donde caerían ante los Montreal Canadiens, por aquél entonces dominadores de la liga (ganaron la copa en la 1964/65, la 1965/66 y la 1967/68).
Los conocidos Zetterberg y Datsyuk, “The euro twins” formaron junto a Tomas Holmstrom la Euro Triplets. En la más cercana época dorada de Detroit. Con Brett Hull hicieron la Two kids and a old goat line. No olvidemos que Zetterberg fue elegido el número 210 del draft del 99. Convirtiéndose en pieza clave para regresar a la hegemonía Red Wing. Datsyuk no fue drafteado en sus dos primeros intentos, hasta que en el mismo draft que Henrik , cayó hasta el puesto 171. Cuesta encontrar picks tan bajos que hayan acabado siendo élite en la liga.
La Grind line a medidados de los noventa daba visibilidad a las cheking lines ofreciendo una dosis equiparable de talento ofensivo y de dureza defensiva y de presión. Línea creada por Scotty Bowman con Joe Kocur, Kris Draper y Kirk Maltby. Kocur era el armario empotrado, Draper el rey de los faceoff y rapidísimo y Maltby el incombustible forechecker, un agobio para las líneas rivales.
En esta formación entraba en juego el contar con Steve Yzerman, que muchas veces compartía minutos con Draper y Maltby. Siendo el mejor jugador del equipo (de la década, ¿de la historia? de Detroit).
Aquí os enlazo el vídeo que realizó la NHL para el crack Cranbook:
El propio Yzerman dejó grandes jugadas al lado de Gallant y Probert. Hull y Robitaille fueron también compañeros del ahora manager del equipo.
Siendo sinceros, cualquier jugador que pusieran al lado de “Stevie Wonder”, convertía esa línea en una gran formación.
También podríamos elegir sin lugar a dudas la Production Line, ya que cuenta con uno de los mejores jugadores de la historia, Gordie Howe.
El Right Wing junto a Sid Abel en la posición de center y Ted Lindsay a la izquierda generaron tantísimos puntos y títulos que a día de hoy, los tres forman parte del Hall of Fame por méritos propios.
A los que no pudimos vivir esa época, siempre nos queda la hemeroteca, aun así, cuesta hacerse una idea de lo que supuso. Ganaron la Stanley Cup en los años 1950, 1952, 1954 y 1955. Un dominio y una superioridad aplastante.
A modo anecdótico, comentar que en la primera Stanley que consiguen Howe, Lindsay y Abel, lo rubrican con un hito histórico nunca repetido: ser el 1r 2º y 3r máximo anotador de la liga. ¡Del mismo equipo!
- Ted Lindsay 23 goles, 55 asistencias para 78 puntos
- Sid Abel 34 goles, 35 asistencias para 69 puntos
- Gordie Howe 35 goles, 33 asistencias para 68 puntos.
Aquí os dejo unos vídeos que realizó la NHL para estos tres jugadores:
La Production Line tuvo una segunda y tercera versión. Primero con Alex Delvecchio sustituyendo a Sid Abel una vez fue traspasado a Chicago, y la 3.0 con Frank Mahovlich reemplazando el vacío que dejó el retiro de Lindsay.
Pero si yo pienso en Detroit y en la NHL en general, el conjunto que para mí cambia el paradigma del deporte y la manera de jugar no es otro que la RED ARMY.
Cuentan con un documental en Amazon Prime Video titulado RED ARMY en la que podéis profundizar sobre el movimiento que hubo con la explosión de “The Russian Five”.
Os dejo también por aquí el vídeo que Moi Vindas realizó hace unos meses en su canal de Puck al hielo:
Bajo la bandera de la Unión Soviética, nacía una generación de jugadores que llevaron la victoria a otro nivel. Catorce años despuésde crearse la federación y aumentar la práctica del deporte en el país, llegó un dominio que les llevó a ganar casi todos los partidos internacionales desde 1954 hasta la década de los 90.
Fue un éxito deportivo extrapolado a lo social y politicoeconómico. Si nos fijamos en lo estrictamente basado en el hockey, partimos del creador de tal generación de talento: Anatoly Tarasov, el “Padre del hockey ruso”. Desarrolló un estilo mucho más pulcro que el norteamericano o canadiense.
Dejando a un lado el dump and chase, en el que la táctica era vaciarse y darlo todo como se venía viendo hasta ese momento para centrarse en el juego combinativo. Los pases, trenzas, y movimientos sin puck de la Red Army despertó una nueva manera de entender el juego.
La incidencia en el juego que crearon Tarasov y la Unión Soviética sigue dando sus frutos e influyendo en el hockey actual.
Tras unas complicadas experiencias con el entonces seleccionador Tikhonov, empezó la deserción. El primero fue el antes nombrado Alex Mogilny. Drafteado por los Sabres en el 1989, jugaría 16 temporadas en la NHL.
Fedorov, el que había sido expulsado por Tikhonov junto a otros “veteranos” de aquella URSS también cruzó el charco. Ahí vino el miedo para los soviéticos. Si unos daban el salto, quizá lo darían todos. Llegó la Perestroika y eso significó libertad nunca vista para los soviéticos. Los miembros de la Red Army Club podrían ir a jugar a América del Norte, con un impuesto sobre su sueldo eso sí.
En 1991, cuando Gorbachev renunció y se disolvió la Unión Soviética los soviéticos ya eran libres de jugar fuera de su país. Otra cosa es que los aceptaran. Propietarios, entrenadores y compañeros los apartaron. Por ende, su estilo elegante y de extra pass no cuajaba y durante mucho tiempo, los jugadores no rendían. No fue hasta que Scotty Bowman, entrenador de los Red Wings reuniera a cinco ex estrellas del “Ejército rojo”.
Sergei Fedorov a la cabeza, Viacheslav Fetisov, Igor Larionov, Vyacheslav Kozlov y Vladimir Konstantinov disponían de muchos minutos juntos en el hielo. Minutaje que Bowman aprovechó para crear jugadas específicas para ellos. Estrategia que las defensas norteamericanas no supieron detener. Como consecuencia, Detroit alzó la Stanley en 1997 y en 1998. Recuperando el trono en la 2001/02 con muchos resquicios de aquellos “Cinco Rusos”.
Florida Panthers
Para cerrar esta primera entrega, nos encontramos a una franquicia joven. 28 temporadas en la liga. No han ganado -todavía- una Stanley pero se han clasificado siete veces para playoff. Dos de las cuales, han sido las últimas temporadas con Joel Quenneville en el banquillo.
Huberdeau-Barkov-Tippett era lo estipulado la temporada pasada. Con la llegada de Reinhart seguramente Huberdeau pase a segunda y sea Carter Verhaeghe el que combine con el recién llegado de Búfalo y Barkov.
Estamos ante una gran plantilla (y un gran proyecto) de Florida. Uno de los más ambiciosos de su carrera. Sólo hace falta revisionar la serie ante Tampa de estos últimos playoff para darse cuenta del cambio de chip que ha sufrido tanto el equipo como la afición. Se cuecen cosas interesantes en Florida.
Si nos ponemos a repasar qué grandes líneas ha tenido Florida pueden surgirnos opciones muy próximas como la de Huberdeau-Barkov-Dadonov. Sumando muchos goles en su canasto.
Sin ser Barkov y Huberdeau shoot-first player Dadonov asumió parte de ese rol sin ser tampoco un gran anotador. Registró, eso sí, 28, 28 y 25 goles en sus últimos tres años en Florida tras su vuelta a Rusia, jugando cinco campañas en la KHL antes de volver a la Bahía. Esta línea le han faltado resultados, en estos últimos tres años no llegaron a clasificarse para la postemporada (si no contamos la qualifying round de la bubble), y de una gran línea se esperan buenas aventuras en la lucha por la Stanley.
Lástima que Dadonov firmó 3 años y 15M$ con los Senators y dejó huérfana una línea que si se hubiera mantenido junta, bajo el mando de Quenneville, podría haber conseguido grandes cosas. Sin duda, una de las mejores líneas -si no la mejor- de los “Cats”.
Mención especial a la línea de Tomas Fleischmann, Stephen Weiss y Kris Versteeg, que se combinaron la 2011/12 para 172 puntos y clasificar al equipo para los playoff de manera sorpresiva dado que nadie contaba con los cats para esa ocasión. Una línea muy anotadora, entre los tres sumaron 70 goles. Tras 12 años sin llegar a postemporada, el trío subió el nivel y ante la derrota a siete partidos ante los New Jersey Devils se combinaron con 13 puntos para dar la cara hasta el último aliento.
Pero si hablamos de una línea que enamorara a la liga entera y que dominara el hielo, hay que nombrar la de la temporada 1999/00 con Ray Withney, Viktor Kozlov y Pavel Bure.
Fueron la mejor línea del equipo que terminó segundo en la Southeast Division. El equipo acabó la regular season con 43-27-6-6.
Fueron barridos en primera ronda (por aquél entonces llamada cuartos de final de conferencia por los que serían campeones ese año: los Devils (una vez más) de Patrik Elias, Scott Gómez, Petr Sykora, Scott Stevens, Scott Niedermayer y Martin Brodeur y compañía.
Pero el nivel mostrado durante el año, fue de una superioridad total. Partiendo de un Bure sano (sus maltrechas rodillas hicieron que se retirara a la temprana edad de 31 años), dieron un gran espectáculo y se quedaron en la retina de mucha gente. Pavel Bure y su velocidad nos recordaría mucho hoy en día al estilo de juego de Connor McDavid, con coast to coast a modo de slalom con un dominio del cuerpo espeluznante.
La confianza que tenía Bure en si mismo era envidiable, para muestra un botón:
Aquí os dejo el vídeo donde le dice a un árbitro que va a tirar el penalti por el 5º agujero (entre las piernas del goalie) y tras anotar le dedica una sonrisa pícara al referee.
El ruso terminó la temporada con 94 puntos. 58 goles y 36 asistencias. Era un goleador nato, un olfato digno de los mejores shooters de la liga. Su legado sin lesiones hubiera sido muy diferente. Uno de los mejores (debatiendosi no sería el mejor) jugadores que han pasado también por Vancouver. Terminó su carrera con 702 partidos y 779 puntos. A más de un punto por partido y con 437 goles anotados, un fuera de serie.
Aquí os dejo un recopilatorio que le hicieron a “The Russian Rocket”:
Estuvo acompañado de un compañero de generación: Ray Whitney, LW que pasó por varios equipos y que se retiró con 41 años. Campeón con los Hurricanes en 2006, tuvo una buena carrera que rubricó con el campeonato en Carolina. Pasó por San José, Edmonton, los propios Panthers, Detroit, Phoenix, Dallas y los mencionados Canes. 29 goles y 42 asistencias sirvieron para ser segundo anotador del equipo y dejar a un punto al tercero en esa línea: Viktor Kozlov, un joven center ruso que explotaba a los 24 años durante esa temporada con 17 goles y ojo; 53 asistencias.
Línea con el sobrenombre de Russian line que podría no tener sentido, dado que la formaba un canadiense como Whitney. Pero el motivo proviene de su estancia en San José cuando compartía hielo con Igor Larionov y Sergei Makarov. Al propio jugador lo empezaron a llamar Ray Whitney-ov.
Florida tiene ante sí la oportunidad de generar líneas para la historia con la cantidad de talento del que dispone a día de hoy. Si son capaces de mantener el núcleo de los jugadores motivados y comprometidos todo apunta a una época dorada en Florida.
Me pongo a preparar las siguientes entregas, qué recuerdos me vienen al encontrarme a según qué jugadores. Eso es síntoma también de que van pasando los años. Que pasen, ¡pero que pasen viendo hockey!
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