La cuenta atrás continuó a través de una offseason entera llena de incerteza. Los jugadores y los propietarios de la NHL se enfrentaban a la crisis que llevaría eventualmente al famoso cierre patronal, que duró 103 días y retrasó el inicio de la temporada 1994-95 hasta el 11 de enero.
La cuenta atrás continuó a través de unos primeros 24 partidos de altos y bajos en los que los Devils ganaron sólo nueve veces. De nuevo, la cuenta atrás continuó a través de los últimos 24 partidos mientras los Devils eran lo suficientemente buenos para terminar quintos en la Conferencia Este.
Luego, la cuenta atrás hacia la grandeza, hacia la inmortalidad del hockey, continuó a través de una de las mayores postemporadas en la historia de la NHL. Y continuó hasta justo antes de la medianoche del 24 de junio de 1995.
Los sticks y los guantes volaron alto. Los brazos por encima de las cabezas. Los jugadores se apilaron unos encima de los otros en el hielo. Finalmente, tras quedarse muy cerca en 1988 y en 1994, los Devils eran campeones de la Stanley Cup.
Pero el camino hacia levantar el trofeo de Lord Stanley no fue fácil.
Primero, los Devils tuvieron que sobrevivir a, quizá, la temporada regular más dura de la NHL. Con únicamente 48 partidos en el calendario, tanto Scott Stevens como Tommy Albelin, exdefensas, observaron que cualquier racha de derrotas sostenida significaba probablemente que estabas fuera de la pelea por la postemporada.
En 22-18-8, los Devils tenían únicamente un porcentaje de victoria en la temporada regular de .542, el menor para un campeón de la Stanley Cup desde el .536 de Toronto en la 1966-67. Se convirtieron en el primer equipo campeón de la Copa en la era moderna en empezar todas las series del playoff fuera de casa.
Desde luego, jugar fuera de casa no era fácil, especialmente para los Devils, un equipo con mentalidad defensiva que confiaba en igualar las líneas para ganar una ventaja. El equipo local siempre cuenta con el último cambio, así que los Devils nunca podían ir por delante de su rival.
No importó, ya que el equipo registró 10 victorias y una derrota fuera de casa, lo que aún es un récord de victorias fuera de casa en una postemporada en la NHL.
Los Devils empezaron con un par de victorias con la portería a cero en Boston en los Cuartos de Final de la Conferencia Este. Ganaron esa serie en cinco y dejaron la portería a cero otra vez en el cuarto partido.
A continuación estaba Pittsburgh, el equipo que eliminó a los Devils de los playoffs en 1991 en una serie de siete partidos. Los Devils perdieron el primer partido, pero ganaron los cuatro siguientes y permitieron únicamente cinco goles en el proceso. El gol ganador de Stevens en el segundo partido marcó la pauta de la serie.
Ahora, las finales de la conferencia y una cita con los Philadelphia Flyers. Los Flyers ganaron la Atlantic Division y habían batido a los Devils tres de cuatro veces en la temporada regular.
Los Devils necesitaron seis partidos para deshacerse de Philadelphia. Ganaron los dos primeros en Filadelfia, pero perdieron los dos siguientes de vuelta en casa. Sin embargo, a una victoria por 3 a 2 en Filadelfia le siguió otra por 4 a 2 en casa en el sexto partido.
Por primera vez en tres intentos, los Devils ganaron finalmente la ronda que les metía en las Finales por la Stanley Cup.
Los Devils, no obstante, entraron en las Finales por la Stanley Cup como claros tapados y esta vez se enfrentaron a los Detroit Red Wings, que ganaron el Presidents’ Trophy con 70 puntos, plusmarca de la liga, y 33 victorias.
Detroit había registrado 12 victorias y 2 derrotas en la postemporada y 9 victorias y ninguna derrota en hielo local, en el Joe Louis Arena. Los Devils dejaron la Motor City con un par de triunfos, 2-1 en el primer partido y 4-2 en el segundo. Ahora estaban a dos victorias y podían conseguirlas de vuelta en casa, en el Meadowlands. Lo hicieron parecer fácil.
Los Devils ganaron ambos partidos por márgenes de 5-2. La fiesta dio comienzo. Por primera vez en la historia, Nueva Jersey era el hogar de la Stanley Cup. Por primera vez en la historia, Nueva Jersey era el hogar de un equipo deportivo profesional campeón.
Martin Brodeur lideró la liga en todas las categorías de los porteros y Claude Lemieux ganó el Conn Smythe Trophy como mejor jugador del playoff tras anotar 13 goles y sumar tres asistencias.