Sólo ha quedado uno. Es el último superviviente. La asignación de Mason McTavish a los Peterborough Petes de la OHL por parte de los Anaheim Ducks no es una noticia por sí destacable. De hecho, es lo más normal que los jugadores jóvenes, especialmente aquellos recién escogidos en el Draft, hagan un primer stint de partidos inicial en la NHL antes de ser asignados de nuevo a Juniors para que no se consuma un año en su ELC, el denominado Entry Level Contract que firman los jugadores jóvenes recién llegados. Pero la asignación de McTavish convertía en noticia, de manera automática, a Cole Sillinger, ya que este no había sido asignado a las categorías inferiores, por lo tanto permanecía en los Columbus Blue Jackets, siendo así el único jugador que ha quedado en plantilla NHL de la última promoción, tras la asignación de William Eklund a la SHL por parte de los San José Sharks.
Hablamos por eso de una promoción atípica de inicio, ya que el número uno del Draft, el defensor Owen Power, decidió seguir su formación en Michigan, en lugar de dar el salto a los Buffalo Sabres. De hecho, Sillinger no fue la primera elección de los Blue Jackets en este Draft, ya que en quinta posición escogieron a Kent Johnson, quien actúa como compañero del número uno. Bueno, y del número dos, y del número cuatro, no es raro que hayan decidido quedarse un año más ante tal reunión de talento.
Lo de Cole Sillinger viene de familia, y es que su padre, Mike Sillinger, ya fue escogido justo una posición por encima de la que salió Cole. Fue en 1989, año en el que Mats Sundin fue escogido en primer lugar por los Nordiques de Québec, quienes por cierto se rumorea, de nuevo, aunque esta es una noticia cíclica dentro del entorno NHL, que están en conversaciones para volver a la liga con Gary Bettman, quien es bastante reacio a ello. Mike, dentro de su extensa carrera, tuvo un paso de dos temporadas por los Blue Jackets también, con buenos números y siendo capitán alternativo en la segunda de ellas.
Mike es un veterano NHL con más de 1000 partidos a sus espaldas y una dilatada carrera que le llevó por prácticamente todo el mapa norteamericano, por lo que Cole tiene una referencia paternal ideal, unos buenos pasos a seguir. Además, el propio Mike ya declaró en una entrevista a NHL.com [1] que ven videos juntos de su época NHL para observar cómo lo hacía, ya que durante su más que extensa carrera tuvo que realizar múltiples funciones en todos los entornos posibles.
Pero regresemos a Cole. En su caso actuó en WHL con los Medicine Hat Tigers, que le escogieron en la undécima posición del WHL Bantam Draft –sí, la misma posición de su padre en el Draft de la NHL-, en un año lleno de talento con Dylan Guenther, Carson Lambos, Logan Stankoven, Colton Dach, entre otros que salieron más adelante como Olen Zellweger, Conner Roulette, y muchos más. Pero Cole entró al Draft como jugador de los Sioux Falls Stampede de la USHL, dentro del circuito americano, con 46 puntos en 31 partidos, nombrado novato del año en la USHL y dentro del segundo equipo ideal de la competición –acompañado por otros nombres que escucharemos en el futuro como Artyom Martino, Josh Doan-, además de contar con la etiqueta de ser uno de los mejores rematadores del Draft, con un estilo personal que en ocasiones no era estético pero sin duda efectivo, como acreditan sus números. Tuvo una adaptación perfecta a un entorno nuevo en unos tiempos complicados.
Pero en los entrenamientos previos, Cole Sillinger sorprendió y las pistas no hacían más que indicar una presencia en el equipo que iniciaría la temporada NHL. Se adaptó rápido, como había hecho en sus anteriores pasos. Aaron Portzline, periodista de The Athletic que cubre la actualidad de los Blue Jackets, lo describió como “uno de los cuatro mejores centers en la organización” lo cual ya le hacía estar considerado para una de las cuatro líneas ofensivas. Entrenaba con jugadores de impacto ofensivo como Nyquist o Bjorkstrand, así que si entraba, parece lo haría tirando la puerta abajo, consiguiendo minutos en situaciones de importancia y en momentos de superioridad puesto que estaba creando sinergias con jugadores referencia. Lo logró, y se quedó no solo para el primer día, sino para los siguientes, y promete quedarse mucho más tiempo.
Además, Sillinger ha tenido una rápida adaptación no solo a la competición, sino a la propia dinámica de un equipo profesional. Es el compañero de habitación de Yegor Chinakhov en los desplazamientos, no solo para adaptar al ruso, quien no es demasiado fluído en el inglés, pero comparten el idioma de la juventud y el remate a portería. No tuvo problemas en soltar los guantes para pelear con Ryan Dzingel, con un resultado esperable, pero con el respeto de todos sus compañeros. La presencia de Sillinger sumada a la de Yegor Chinakhov y la de Patrik Laine, dota a los Blue Jackets de un arsenal de rematadores increíble, porque el misil que tiene Chinakhov es muy fuerte, y Laine es un rematador de absoluta élite cuando decide estar metido en el partido. Tiene ataque, tiene personalidad, tiene facilidad para adaptarse a sus compañeros, el atacante que todos queremos en nuestra línea.
El ataque de los Blue Jackets es muy prometedor, ilusionante y atractivo para el aficionado, cambiando de aquellos planteamientos algo más rígidos de John Tortorella. Además de la combinación que forma, y que puede formar en el futuro Cole con Yegor, ya han contado con el jugador para la combinación del PP con Bjorkstrand y Nyquist, dos jugadores de primera línea, cuentan con una cuarta línea muy interesante (Robinson, Kuraly, Texier), y un futuro muy prometedor con los jóvenes que vienen por detrás, porque Kent Johnson es un auténtico mago, un creador capaz de ir sorteando rivales con unas manos magníficas. Es presente es interesante, y el futuro es ilusionante para unos Blue Jackets que no han hecho más que abrir la primera puerta de todo lo que viene por delante.
[1] Prospect of Interest: Cole Sillinger steps out of father’s shadow (Josh Beneteau, Sportsnet)