Una de las particularidades del hockey hielo que más sorprenden a quien lo ve por primera vez, sobre todo en directo, son los cambios constantes de jugadores. No es necesario detener el juego para cambiar como si ocurre en otros deportes aunque hay momentos concretos en los que no se puede hacer o no es demasiado recomendable.
Habitualmente los bloques de jugadores están organizados en líneas de cinco jugadores, portero aparte, tres delanteros, un centro y dos alas, y dos defensas. Como máximo suelen ser cuatro unidades por la limitación de 20 jugadores y dos porteros que marcan las normas de alineación. En competiciones como la NHL suele jugarse con 6 defensas durante un partido y la rotación de parejas defensivas es con más carencia que la del 12 delanteros. Otras ligas juegan con tres líneas sólo, 9 delanteros. El hockey hielo, donde cada vez más la exigencia física impera, ha dejado ya un poco atrás el juego a dos líneas que era habitual hace sólo unas décadas. Ahora, el físico y el patinaje es básico y la calidad individual ha quedado un poco más minimizada.
En el funcionamiento de un partido vemos cómo hay dos formas de hacer los cambios de líneas. Aprovechando una interrupción en la que se permita cambiar y en la que el árbitro permite el movimiento más pausado de jugadores con el brazo levantado. Estos cambios son más tranquilos aprovechando la transición hacia la preparación de un faceoff. Con el tiempo parado, los jugadores se colocan poco a poco en la situación de cara a cara y los árbitros, si consideran que hay demora, pueden avisarles e incluso sancionar.
La espectacularidad de los cambios al vuelo se produce mientras se sigue jugando el partido. Además ambos equipos hacen coincidir habitualmente los cambios de líneas para igualar fuerzas sobre el hielo. Un cambio progresivo para mantener la posesión del puck o la presión. A menudo vemos cómo el equipo que está en dominio de la pastilla se protege detrás de la propia portería y espera a que se produzcan los cambios. O cruza la divisoria de la pista para evitar el icing e introduce la pastilla en la zona atacante, regalando la posesión, para aprovechar y realizar un cambio de líneas.
Una parte muy importante del juego
La importancia de realizar bien los cambios es crucial. Se debe evitar cometer errores como dejar la retaguardia desprotegida o en inferioridad mientras ataca al rival y en caso de forechek (presión atacante) cambiar rápido puede hacer que el rival no pueda hacerlo y mantenga a los mismos jugadores en pista con el consecuente desgaste.
No siempre puede cambiarse. El equipo que comete un icing no es posible que cambie ninguno de los jugadores que están en el hielo como penalización. Pero el equipo rival si lo cree oportuno si puede hacerlo en el faceoff que se traslada a la zona defensiva del equipo infractor. El cansancio de quienes se quedan en el hielo a veces es aprovechado por el rival que acaba de poner piernas frescas a jugar.
La dinámica en las segundas partes, en las que los equipos atacan junto a la pista en la que tienen el banquillo, hace que los cambios defensivos sean más largos y los atacantes más cortos. Este hecho hace que aún deba ser más preciso en tiempos de intercambio de efectivos. Hay momentos en que el equipo que defiende necesita cambiar pero está siendo sometido a la zona defensiva y le es del todo imposible conseguir la situación ideal para sustituir efectivos. Se acaba cometiendo algún icing o incluso en ocasiones con la desesperación un rechace prohibido por encima del plexiglás que supone una sanción inesperada.
Mientras se realizan los cambios además se puede dar la circunstancia de que alguno de los implicados en el intercambio de posiciones cometa un error y sean seis jugadores (portero aparte) de un mismo equipo los que coinciden sobre el hielo. Los liniers están atentos a esta circunstancia por penalizarla con dos minutos por demasiados jugadores en pista. Para salir un jugador al hielo no es necesario que el otro abandone por completo la pista, hay una zona virtual frente al banquillo donde los jugadores pueden cruzarse. A veces existe polémica por la interpretación de esta norma, sobre todo cuando el puck está en juego por los alrededores de la zona de intercambio en el tráfico del cambio de líneas.
En los equipos especiales, los cambios también son importantes. En las superioridades, en las que los entrenadores pueden decidir poner un solo defensa y cuatro delanteros contra un rival con un jugador menos, la reestructuración en la colocación del equipo condiciona también los cambios y la dinámica de relevos regular del resto del partido. En inferioridad, con dos defensas y dos atacantes normativos, el desgaste puede ser superior debido al posible ataque constante. El cambio es necesario ya menudo se aprovecha cuando el portero propio captura el puck y concede un faceoff en zona propia o si hay cambio en la unidad de la superioridad contraria se aprovecha también para cambiar a los jugadores de pista.
Los cambios son una parte muy importante del juego, que en ocasiones generan desajustes que pueden costar algún disgusto y que forman parte de la espectacularidad y rapidez del hockey hielo.
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