El 6 de enero de 2006, en los minutos finales del segundo periodo de un partido de temporada regular entre los Atlanta Thrashers y los Pittsburgh Penguins, un joven de 22 años llamado Ilya Kovalckuk se desmarca.
Mientras los Penguins intentan recomponerse en inferioridad, el extremo ruso recibe un pase cruzado y las redes de Marc-André Fleury no tardan en hundirse debido a la fuerza impresa. Se trata del segundo gol de Kovalchuk esa noche y el marcador señala un contundente 5-0 a favor de Atlanta. La secuencia engloba en unos segundos la elegancia del atacante nacido en Tver, durante la antigua URSS, mezclada con una confianza descarada y una constante capacidad para encontrar su lugar y anotar sin ser detectado por los rivales.
Kovalckuk se convirtió en el primer pick número uno de Rusia en la historia de la National Hockey League (NHL) cuando los Thrashers – reconvertidos desde 2011 en los actuales Winnipeg Jets – lo seleccionaron en el draft de 2001. El extremo izquierdo avisó de su potencial en su campaña de debut – acortada por una lesión en un hombro – con 51 puntos en 65 partidos. Kovalchuk no hizo sino mejorar su precisión a lo largo de los dos siguientes cursos, en los que amasó un total de 154 unidades en 162 encuentros. Asimismo, su estatus como un anotador prolífico se cimentó en la 2005-06, cuando hizo sonar las sirenas de la liga en 52 ocasiones. Hasta el día de hoy, ‘Kovy’ permanece como el único Thrasher o Jet en anotar 50 goles en un ejercicio.
Postemporada y capitanía
La llegada y el crecimiento de Ilya Kovalchuk en Atlanta ayudó paulatinamente a elevar a la franquicia desde el sótano clasificatorio de la NHL. Finalmente, en 2007, el atacante diestro encabezó un tridente europeo completado con Marian Hossa y Vyacheslav Kozlov para sellar su primer billeta a los playoffs. En el segundo duelo de la primera ronda contra los New York Rangers, Kovalchuk forzó una pérdida y, segundos después, superó con un disparo de primeras a Henriq Lundqvist para marcar su primer tanto en la postemporada. Pese al momento para la posteridad, los neoyorquinos barrieron a los Thrashers y el natural de Tver no logró superar la temporada regular en Atlanta de nuevo. Kovalchuk regresó a la rutina el curso siguiente y superó la marca de los 50 goles de nuevo, hito que, junto a su liderazgo fuera del hielo, le llevó a asumir la capitanía del club tras la salida de Bobby Holik en 2009.
Sin embargo, con la agencia libre cerniéndose y una salida de Atlanta inminente, el extremo soviético se marchó traspasado a los New Jersey Devils en febrero de 2010. Kovalchuk asumió el primer papel de superestrella anotadora del equipo en años e insufló energía a una franquicia que durante décadas se había fundamentado en un estilo defensivo. ‘Kovy’ sumó dos asistencias en su debut con los Devils y terminó la media campaña en New Jersey con un punto de media por compromiso. El ruso, de 26 años en aquel momento, firmó un sorprendente contrato de 15 años y 100 millones de dólares. No obstante, entre bambalinas, Kovalchuk negoció su regreso a Rusia con Lou Lamoriello, director general de los Devils. Antes de volver a casa, el natural de Tver activó su gen decisivo para liderarlos a una improbable final por la Stanley Cup en 2012 – perdida ante los Los Angeles Kings – con 19 puntos en 23 duelos.
Desde Rusia con amor
El cierre patronal que afectó a la competición el año siguiente permitió a Kovalchuk ponerse los patines en el Ska St. Petersburg de la KHL. El viaje transcontinental del atacante aceleró una decisión que meditaba hacía unos años, retirarse de la NHL. Dicho y hecho, el extremo izquierdo dejó encima de la mesa 77 millones y un desgarro en los corazones de la parroquia de los Devils en julio de 2013. El primer pick número uno de Rusia dejó los Estados Unidos con unos precisos 816 puntos en tantos encuentros disputados. En su país natal, Kovalchuk brilló durante un lustro en el que su club ganó la Gagarin Cup en dos ocasiones. Sus 285 unidades en 262 duelos atrajeron la atención de diversas franquicias de la NHL, que se lanzaron a conseguir su regreso a América. Ante el vencimiento de su contrato en San Petersburgo, Kovalchuk selló un trato de tres años con un antiguo verdugo, los Kings, a partir de la 2018-19.
La segunda etapa del diestro en los hielos de la NHL supuso el único periodo de hockey inconsistente en su trayectoria profesional. Después de un primer ejercicio escaso de producción – de acuerdo con sus estándares – con 34 puntos en 64 compromisos para unos Kings últimos, su segundo curso en Los Ángeles terminó de forma abrupta. Las partes rompieron su vínculo en 2019 y el extremo salió a los Montreal Canadiens para después hacer las maletas hacia la capital y ayudar a los Washington Capitals en los playoffs disputados en la burbuja de Toronto, donde cayeron en la primera ronda. Ilya Kovalchuk decidió entonces colgar definitivamente los patines y rodear un legado ofensivo como uno de los mejores jugadores rusos en la historia de la liga. El ‘príncipe de Tver’ dejó huella pese a no morder la plata en la NHL.
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