Los pequeños grandes hombres siempre han sobresalido en la NHL. Rápidos, habilidosos y duros; los ejemplos resultan innumerables. En la época moderna del hockey sobre hielo no puede debatirse el arquetipo de jugador sin mencionar a Martin St. Louis. El extremo derecho construyó los Tampa Bay Lightning como una de las primeras estrellas de la franquicia. Con apenas 173 centímetros sobre el suelo, el principio de la trayectoria de St. Louis ya prometía. El canadiense despuntó en la Universidad de Vermont, donde terminó su etapa como el máximo anotador de la facultad con un total de 267 puntos y aspiró al Hobey Baker tres años consecutivos.
Pese a sus números, ‘Louie’ vio su nombre pasar sin ser elegido en el draft debido a las reticencias que provocaba su corta estatura. Así, el atacante se curtió en las ligas menores con equipos de Cleveland y Calgary durante tres temporadas antes de firmar definitivamente con el Lightning en julio del año 2000. En la bahía, St. Louis se convirtió rápidamente en uno de los pilares que condujo al club a su primera Stanley Cup en la campaña 2003-04 con un total de 94 puntos. Aquel año, el natural de Laval logró en un mismo curso la Copa, el trofeo Art Ross como máximo goleador y el trofeo Hart como jugador más valioso de la liga – hazaña que había consumado antes Wayne Gretzky.
De la capitanía a la Gran Manzana
Martin St. Louis continuó ocupando la parte alta de las tablas estadísticas de Tampa Bay después del cierre patronal de la temporada 2004-05. En total, el zurdo superó la marca de los 80 puntos en seis campañas durante su carrera. Cerca de una década más tarde, también en el acortado curso 2012-13 por un conflicto laboral, ‘Reggie’ regresó al pasado y lideró la competición en asistencias y puntos camino a un nuevo trofeo Art Ross. Con todo, tras la salida de Vincent Lecavalier aquel verano, la franquicia optó por entregarle la capitanía, el último paso simbólico para cerrar una relación exitosa en Tampa. Sin embargo, el vínculo se rompió en su momento culmen, pues St. Louis no llegó a terminar el año con la ‘C’ mayúscula. El natural de Laval, en Quebec, pidió un traspaso a los New York Rangers por razones personales.
Las ásperas negociaciones entre ambos conjuntos dieron lugar al intercambio del extremo derecho por dos selecciones de primera ronda en el draft, una en 2014 y otra en 2015. Como miembro de los Rangers, St. Louis insufló aire a los pulmones del equipo en su carrera hasta la final de la Stanley Cup pese al repentino fallecimiento de su madre durante la segunda ronda. Con las emociones a flor de piel, el atacante ayudó a superar una desventaja de 3-1 en la serie ante los Pittsburgh Penguins y a vencer a los Montreal Canadiens en la final del Este. Todo y su derrota en la serie decisiva ante los Los Angeles Kings, su esfuerzo dejó huella en Nueva York.
Un clásico del hockey
St. Louis comenzó a acusar el declive forzado por la edad en la campaña 2014-15. El canadiense anotó 21 goles y 52 puntos, un registro corto para sus estándares y los totales más bajos desde el ejercicio 2001-02. Tras caer ante su ex equipo en la final de la Conferencia Este, ‘Lou’ decidió colgar los patines a sus 39 años a principios de julio de 2015. En sí misma, la carrera profesional del extremo derecho es una oda al hockey clásico y a la filosofía del trabajo para obtener buenos resultados. Pese a su corta estatura, consiguió prácticamente todos los honores a su abasto. Además de los trofeos Art Ross y Hart, asistió al partido de las estrellas en cinco ocasiones e impulsó a la selección nacional de Canadá hacia el oro en los Juegos de Sochi de 2014.
El delantero de Laval lo hizo todo durante una trayectoria que se estiró durante 18 temporadas. Sin embargo, lejos del hielo siempre demostró una elegancia y profesionalismo encomiables. ‘Reggie’ se involucró en las comunidades locales, incluso una vez retirado. “Creo que fue mi adaptación lo que me llevó a la liga y me permitió jugar al nivel que lo hice y mantenerlo durante tanto tiempo. Ya sea dentro o fuera del pabellón, siempre doy lo mejor de mí mismo y creo que eso los aficionados lo ven y lo aprecian”, confesó el canadiense en una entrevista a la NHL en 2016. Como prueba de ese agradecimiento, el Lightning retiró su número 26 y la competición cinceló el pequeño gran nombre de Martin St. Louis en el Salón de la Fama del deporte.
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