La llegada de una nueva temporada siempre conlleva una dosis de ilusión a la gran mayoría de los equipos. Cierto es, que los entrenadores, los coach, siempre están en un hot seat. Su puesto de trabajo peligra a la mínima de cambio. Un análisis constante, su contrato acostumbra a depender más de los resultados de los próximos 30-40 partidos que de la duración de la firma en sí, o del plan de futuro que hayan trazado.
A lo largo de la última década hemos visto despidos de grandes entrenadores a mitad de temporada, como Laviolette, Babcock, DeBoer, y Gallant entre otros, rescisiones de contrato con años por delante como Tortorella, o casos controvertidos como el de Jim Montgomery o Bill Peters.
Scotty Bowman y sus célebres Red Wings le dieron el puesto número 1 en victorias para un entrenador, con 1244. Parece -y es- una cifra al alcance de muy pocos, pero los que a día de hoy seguimos la liga somos unos privilegiados al poder disfrutar del, por ahora, tercero en esta lista: don Barry Trotz. Actual entrenador de los New York Islanders.
Podríamos analizarlos también por la cantidad de copas que han ganado. Ahí la palma se la lleva -una vez más- Bowman. Ganó 9. Pero para hablar de éxitos de banquillos ya tendremos más oportunidades…
Y es que cada inicio de temporada, es un nuevo curso, y con ello llegan unos meses donde los directores de orquestra de cada franquicia se ponen su traje, cogen sus apuntes enrollados con una mano, y se dirigen a la parte trasera de los banquillos para dirigir a su equipo a la victoria.
Para muchos, todo parece muy rodado, porqué suena el silbato, empieza el partido, cambio de líneas, las gallinas que entran por las gallinas que salen y así sucesivamente hasta el final del tercer período. ¿No es así?
Sí, lo es. Pero en cada shift o cambio de jugadores, hay un análisis y estrategia digna de los ajedrecistas para anticipar cuáles van a ser los cambios del rival.
Saco mi checking-line, para frenar a las estrellas de primera línea rival, ¿O los emparejo con la energy-line para cansarlos?
Me la juego con mi portero titular aunque no esté a su mejor nivel, ¿O le doy minutos al back-up aunque luego la prensa de mi ciudad machaque al goalie 1?
Pase lo que pase, y hagan lo que hagan, nunca llueve a gusto de todos. Y en cuanto hablamos de los entrenadores, el abanico de opiniones (una vez más) se abre hasta guardar todo tipo de puntos de vista respetables.
Ante estas sensaciones, lo mejor son las cifras:
- Un entrenador en la MLB dura una media de 3,8 temporadas en el mismo banquillo.
- En la NFL 3,6.
- En la NBA 2,3.
- Y en la NHL 2,4.
¡Pues bien! He elegido a tres entrenadores que están en el punto de mira. En un asiento caliente si traducimos literal de la expresión inglesa-americana. Aquí os los presento:
Alain Vigneault
El que debutara en los banquillos con los Montreal Canadiens se ha ganado y labrado una imagen muy sólida en los mentideros de la liga. Su paso por los Canucks le brindó el título de coach élite bajo un sistema muy ofensivo y agresivo en el forecheck. En New York Rangers no encajó. Y tras cinco temporadas, se tomó un año sabático para volver a los banquillos a costa de los Flyers de Philadelphia. Parecía un fit extraordinario. Tanto por el talento ofensivo del que disponía, como por la predisposición de la afición con su llegada. Pero la verdad es que su rendimiento ha ido de más (empezó con un récord imponente en regular season) a menos, al no clasificarse para los playoff esta última temporada.
Saltaron las alarmas, y tras unas semanas convulsas, pareció que se calmaban las aguas en Philly. Las renovaciones de Farabee, Couturier y Carter Hart, sumados al fichaje de Derrick Brassard, Ryan Ellis y Rasmus Ristolainen entre otros, deberían ser armas suficientes para que no tiemble su puesto de trabajo. Aun así, es sin duda uno de los que tiene el cartel puesto en la espalda.
Dave Tippett
Llegó a los banquillos diez años después de su carrera en la NHL como jugador. Tras muchos años en Dallas, donde consiguió llevarlos hasta final de conferencia ante los que serían campeones, Detroit Red Wings. Emprendió un proyecto ilusionante en Phoenix, vivió el cambio de sede del equipo y tras nueve temporadas, aterrizó en Canadá para entrenar a McDavid, Draisaitl y compañía.
No es un entrenador con grandes registros en sus rondas de playoff (en eso, coincide con la racha de Edmonton), pero sí es capaz de garantizar buenas regular seasons para sus equipos. Pero con la llegada de Zach Hyman, su ofensiva da un paso hacia adelante. Veremos cómo sale el proyecto defensivo con los fichajes de Ceci y Keith más la renovación de Nurse.
Lo que sí está claro, es que otro fracaso en post-temporada del equipo de Edmonton le llevaría con mucha seguridad, a preparar las maletas. Cayeron en primera ronda contra Chicago en la bubble, y fueron barridos 4-0 por los Winnipeg Jets hace unos meses bajo su mando. O es capaz de sacar un gen ganador en esta plantilla, o dudo mucho que confíen en él para aprovechar el talento de McDavid & company si es que éste no prefiere buscar la gloria en otros lares.
Travis Green
Poético fue el gol de Tyler Toffoli nada más llegar Green al estadio como aficionado. Decisiones como la de dejar ir a talentos como el del LW de los Montreal Canadiens han hecho que el run-run se haya ido acrecentando alrededor de Green. Si a eso le sumamos la desastrosa temporada de los Vancouver Canucks, el resultado puede ser explosivo.
El ex-jugador llegó a los Canucks en la temporada 2017-18. Sus dotes comunicativas y de tutelaje, le dieron la llave de entrada a un joven vestuario repleto de talento. Tras dos temporadas mostrando más ímpetu y brotes verdes que resultados en sí, en la bubble de 2019-20 nos brindaron una flexibilidad ofensiva y defensiva digna de admirar. Un proceso continuo de ‘camaleonización’ de las líneas, adaptación al rival y búsqueda de debilidades de los contrarios que pusieron a Green en el foco -positivo- de la liga.
Incomprensiblemente, el año pasado parecía una catástrofe tras otra. Bajo rendimiento, desconexión y poca implicación de jugadores. Un Green superado, sin pizarra y con la mirada perdida indicaba que algo no iba bien.
Para este año ha incorporado veteranos (muy poco Green), suponemos para que no se repita lo de la temporada anterior. Veremos si Oliver Ekman-Larsson y Connor Garland le dan ese push extra de motivación. Llegadas como la de Jason Dickinson encajan también de forma perfecta en el estilo que busca Green para su equipo. Si es capaz de sacar lo mejor de Pettersson, Horvat (sano) y J.T. Miller otra vez, su puesto no peligrará tanto como ahora.
Menciones extra
Aunque lleve menos de una temporada al mando, Darryl Sutter no convence en Calgary. El que sustituyera a Geoff Ward en marzo fue un intento a la desesperada de salvar la temporada para unos Flames que no convencen. Sutter y su estilo distante, retador e irónico no es el mejor matrimonio para una franquicia que no pasa por sus mejores años. Los primeros meses de competición marcarán el porvenir de Sutter y su periplo en Canadá.
Jeremy Colliton en Chicago debe convivir con el altercado del abuso sexual que sobrevuela constantemente el techo de Illinois, pero con la llegada de Marc-André Fleury, y el fichaje de Seth jones sumado a la recuperación de Dach y Toews pone en muy alto nivel las expectativas de los fans hawks. El joven entrenador de 36 años tiene por delante el reto más grande de su -corta- carrera en los banquillos. Veremos si demuestra tener poso y control para superar la presión.