Me ha costado mucho decidir el tema esta vez. Aunque las obras que he reseñado hasta ahora tocaban, a su manera, algunos de los aspectos menos agradables de nuestro deporte, el tono en general ha sido siempre ligera, incluso cómico. No es el caso de Beartown.
Advertencia: Este artículo trata, de manera no explícita, casos de violencia sexual.
Beartown es una miniserie sueca disponible en España en HBO, dirigida por Peter Grönlund y basada en un libro homónimo de Fredrik Backman. Como el libro no se ha traducido (ojalá hablar sueco y traducirlo yo), voy a centrarme en la serie, con sus pequeños cambios respecto al original. Eso sí, si leéis en inglés, recomiendo muchísimo el libro también. De todas formas, voy a intentar tratar la trama y los temas con la mínima cantidad de spoilers posibles, porque la serie juega mucho con la sorpresa y, hasta cierto punto, el misterio.
Beartown es la historia de un pueblo en el que el hockey lo es todo. Una población aislada al norte de Suecia, creada alrededor de una fábrica que cada vez va peor y que cada día despide más gente. Es en este contexto en el que Peter Andersson, jugador retirado de la NHL, vuelve con su familia (su hija Maya, su hijo Leo y su mujer Kira) a su pueblo natal para entrenar al equipo juvenil, donde todas las esperanzas están puestas en Kevin Erdahl, un joven con muchísimo talento.
Es una serie algo oscura, pero con planos preciosos de bosques. Y hielo. Mucho hielo, tanto en la pista como fuera. El ritmo es bueno y la trama da algunos saltos que te dejan descolocado, pero queriendo saber más. Sin embargo, no es ese el motivo por el que he elegido esta serie.
«El hockey solo nos exige una cosa. Todo»
Aunque quizás quede más claro en el libro que en la serie, la historia habla de cómo el hockey es el mejor deporte del mundo. Es el hockey como única esperanza para volver a poner Beartown en el mapa, para conseguir más recursos, sacar adelante la fábrica. El hockey como forma de integración de población inmigrante. El hockey como medio para que los jóvenes de familias menos favorecidas encuentren su lugar en la sociedad, aspiren a más. El hockey como pegamento social que mantiene vivo un pueblo y le da esperanzas cuando no les queda nada más.
Pero es una serie de contrastes y la trama principal habla del hockey como un mundo que promueve que jóvenes que lo han tenido todo sientan que pueden hacer lo que quieran sin consecuencias. El hockey como excusa para que la gente ignore lo que está bien y lo que está mal, esperando ganar algo simplemente no haciendo nada. El hockey como cultura que rechaza todo lo diferente y obliga a la asimilación o al secreto.
Trata brevemente realidades tan desagradables como vigentes en nuestro deporte como pueden ser la homofobia o el abuso de sustancias (temas sobre los que Inés Álamo ha escrito en esta página). Pero, sobre todo, es una historia sobre violencia sexual y la forma en la que la sociedad reacciona a estas situaciones.
Hemos visto a gente cuestionar que un entrenador pudiera abusar de un jugador de hockey, alegando que el jugador medía casi dos metros e ignorando las dinámicas de poder. Entrenador al que su equipo, sabiendo lo que había pasado, decidió dar cartas de recomendación que le permitieron seguir abusando de chavales, mientras el jugador veía su carrera hundirse.
Han salido a la luz varios casos de violaciones grupales perpetradas por jugadores con lo que parece haber sido premeditación y hemos sabido que Hockey Canada, el organismo que gestiona el deporte a nivel nacional en Canadá, tapaba los escándalos a golpe de billetera (con dinero que muchas veces venía de lo que pagaban los padres para registrar a sus hijos).
Por eso resulta tan realista lo que sucede en Beartown. Por eso me parece una serie importante. Para ayudarnos a reflexionar sobre la cultura que hay alrededor del deporte que tanto nos gusta. Y para plantearnos cómo reaccionamos nosotros mismos ante determinadas situaciones.
Me despido recordando que el número de atención a víctimas de violencia sexual en España es el 016.